martes, 30 de septiembre de 2008

Nocturno IV


Así estás todavía de pie bajo la lluvia,
bajo la clara lluvia de una noche de invierno.
De pie bajo la lluvia me llega tu sonrisa,
de pie bajo la lluvia te encuentra mi recuerdo.
Siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia,
con un polvo de estrellas muriendo en tus cabellos
y tu voz que nacía del fondo de tus ojos
y tus manos cansadas que se iban en el viento
y aquel cielo de plomo y el rumor de los árboles
y la hoja aquella que te cayó en el seno
y el rocío nocturno dormido en tus pestañas
y engarzando diamantes en tu vestido negro.
Así estás todavía lejanamente cerca
desde tu lejanía de sombra y de silencio.
Mi corazón te llama de pie bajo la lluvia,
de pie bajo la lluvia te acercas en el sueño.
La vida es tan pequeña que cabe en una noche.
Quizá fue que en la sombra me encontré con tu beso
y por eso me envuelve, de pie bajo la lluvia,
el sabor de tu boca y el olor de tu cuerpo.
Sí, me has dejado triste porque pienso que acaso
ya no estarás conmigo cuando llueva de nuevo.
Y no he de verte entonces de pie bajo la lluvia
con las manos temblando de frío y de deseo.
Pero aunque habrá otras noches cargadas de perfumes
y otras mujeres, y otras, a lo largo del tiempo,
siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia,
bajo la lluvia clara de una noche de invierno...

6666

José Ángel Buesa



lunes, 29 de septiembre de 2008

Página en blanco


... y me vuelco a una página en blanco,
a llenar los renglones vacíos...

55

... a tratar de formar con palabras,
el poema que venza tu hastío...

55

... el que logre llevar a tus ojos
unas gotas de suave rocío ...

55

... el que arranque por fin de tus labios
un susurro que suene a suspiro...



55

... el que pueda poner en tu pecho
algo de esto que hoy late en el mío...

6666

Ramón de Almagro


domingo, 28 de septiembre de 2008

A mis soledades voy


A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

55

¡No sé qué tiene la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos!

55

Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

55

Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.

55

De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

55

El dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento,
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.

55

La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo,
su locura en su arrogancia,
mi humildad en su desprecio.

55

O sabe naturaleza
más que supo en otro tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.

55

Sólo sé que no sé nada,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.

55

No me precio de entendido,
de desdichado me precio,
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos?

55

No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.

55


Señales son del jüicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más
otros por cartas de menos.

55


Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres
que desde entonces no ha vuelto.

55

En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los extraños
y la de cobre los nuestros.

55

¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?

55

Dijo Dios que comería
su pan el hombre primero
con el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento,

55

y algunos inobedientes
a la vergüenza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.

55


Virtud y filosofía
peregrina como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.

55

Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento;
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero.

55

Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.

55

Mirando estoy los sepulcros
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.

55

¡Oh, bien haya quien los hizo,
porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños!

55

Fea pintan a la envidia,
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.

55

Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir
piden prestado el tintero.

55

Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones, ni pleitos.

55

Ni murmuraron del grande,
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, afirmaron
parabién, ni pascua dieron.

55

Con esta envidia que digo
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.

6666

Lope de Vega



sábado, 27 de septiembre de 2008

Pequeñas lecciones de erotismo


I

Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
Es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
No es tarea fácil - sí placentera -
No creas hacerlo en un día o noche de sábanas explayadas
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas

II

El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
Corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido
profundo
Te pongan estremecimientos
Cuenco de la mano que no sospechaste

III

Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos cúmulos nimbus de los pulmones
Niebla en el cerebro
Temblor de las piernas
Maremoto adormecido de los besos

IV

Instálate en el humus sin miedo al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído revuélvele la espesa cabellera con la
Espada de fuego usurpada
Muerde la manzana

V

Huele
Duele
Intercambia miradas saliva imprégnate
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos

VI

Escucha caracola del oído
Como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua

VII

Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz

VIII

Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
- el mar como un vasto cristal azogado -
duérmete náufrago.

6666

Gioconda Belli



viernes, 26 de septiembre de 2008

Dios existe


Dos de la madrugada. En trémula zozobra;
los silencios, vivientes; la oscuridad sin borde;
cuando la fuerza falta y la tristeza sobra,
en soledad infinita para estar más acorde.

55

De improviso resuena el son de un benteveo
con tono tan alegre que regocija el alma,
y es tal la donosura de su simple gorjeo
que sonrío, infantil, renacida la calma.

55

Y digo: Dios existe; es Él quien me conversa
como a niña medrosa perdida en la espesura,
para que no me queje sintiéndome en olvido.

55

La breve melodía, al viento se dispersa.
Y me quedo pensando por tierna conjetura:
¿en qué rincón de cielo habrá colgado un nido?

6666

Marilina Rébora



jueves, 25 de septiembre de 2008

Coplas


1

Como el almendro florido
has de ser con los rigores,
si un rudo golpe recibes
suelta una lluvia de flores.

2

Antes que el sepulturero
haya cerrado mi caja,
echa sobre el cuerpo mío
tu mantilla sevillana.

3

Tiro un cristal contra el suelo
y se rompe en mil cristales,
quiero borrarte del pecho
y te miro en todas partes.

4

Sobre su negro ataúd
daban las gotas del agua,
¡qué lejos el cementerio
y qué noche tan amarga!

5

A las puertas de la muerte
sentado habré de aguardarte;
no faltarás a la cita,
allí te espero, ya sabes.

6

Allá en el fondo del río
cuando nada turba el agua,
palpita de las estrellas
el hormiguero de plata.

7

Aprovecha tus abriles
y ama al hombre que te quiera,
mira que el invierno es largo
y corta la primavera.

7+1

Para alcanzar las estrellas
sonda el cisne la laguna;
en el mar de los amores
yo soy cisne y tú eres luna.

9

A la luz de tu mirada
despido mis penas todas,
como a la luz de los astros
la hoja despide la sombra.

10

No soy dueño de mí mismo
ni voy donde a mí me agrada,
atado llevo el deseo
al hilo de tu mirada.

11

Parecía la amapola
que ayer vi en el cementerio,
sus rojos labios que ansiaban
darme los últimos besos.

12

Cuando eche mi cuerpo flores
sólo una cosa te pido,
que las pongas en el pecho
donde no pude estar vivo.

13

Mira qué triste está el cielo,
mira qué sendas tan solas,
mira con cuánta amargura
se van quejando las hojas.

14

Para mirar qué es la vida,
cuando estoy en mi aposento
con un fósforo señalo
la forma de un esqueleto.

15
La campiña cuando sales
se inunda de luz alegre,
y las hojas de las ramas
baten las palmas al verte.

16

De dos montañas distintas
corren al mar dos arroyos,
y en el camino se juntan
para no caminar solos.

17

Tengo los ojos rendidos
de tanto mirar tu cara,
si los cierro, no es que duermen,
es tan sólo que descansan.

17+1

Tus ojos son un delito
negro como las tinieblas,
y tienes para ocultarlo
bosque de pestañas negras.

19

De aquella peña más dura
sale el manantial alegre,
de un pecho con ser humano
no sale el cariño siempre.

20

Dentro de una calavera
dejó la lluvia un espejo,
¡y en él a la media noche
se contemplaba un lucero!

21

Para formarle un collar
a tu pecho, dueño mío,
voy buscando por las ramas
los diamantes del rocío.

22

Fuera entre todas las cosas
por abrazarte temblando,
enredadera florida
de tu cuerpo de alabastro.

23

Rayito fuera de luna
para entrar por tu ventana,
subir después por tu lecho
y platearte la cara.

24

Cuando me esté retratando
en tus pupilas de fuego,
cierra de pronto los ojos
por ver si me coges dentro.

25

Dos velas tengo encendidas
en el altar de mi alma,
y en él adoro a una virgen
que tiene tu misma cara.

26

Cuando me envuelvo en el rayo
de tus pupilas siniestras,
como terrible martillo
toda mi sangre golpea.

27

Creyendo darlo en tu boca
he dado en el aire un beso,
y el beso ha culebreado
como una chispa de fuego.

27+1

Divididas en manojos
están tus negras pestañas,
y cuando la luz las besa
no he visto sombras más largas.

29

Si quieres darme la muerte
tira donde más te agrade,
pero no en el corazón
porque allí llevo tu imagen.

30

Viviendo como tú vives
enfrente del cementerio,
qué te importa ver pasar
un cadáver más o menos.

31

Una lápida en su pecho
pone al amar la mujer,
que en letras de luto dice:
«muerta, menos para él».

32

A saludar a su amada
voló un dulce ruiseñor,
vio otro pájaro en su nido
y de repente murió.

33

El día de conocerte,
mira qué casualidad,
tu nombre estuve escribiendo
en la escarcha de un cristal.

34

En el altar de tu reja
digo una misa de amor,
tú eres la virgen divina
y el sacerdote soy yo.

35

Yo no sé qué me sucede
desde que te di mi alma,
que cualquier senda que tomo
me ha de llevar a tu casa.

36

Sobre la almohada
donde duermo a solas,
¡cuántas cosas te he dicho al oído
sin que tú las oigas!

37

Cuando el claro día
llama a mis cristales,
desvelado me encuentra en la sombra
trazando tu imagen.

37+1

Hay en tu mirada
yo no sé qué cosa,
que en mis fibras penetra y penetra
como espada sorda.

39

Creyendo en mis sueños
poder abrazarte,
¡qué de veces, mi bien, he oprimido
las ondas del aire!

40

Jugara la vida
gozando en perderla,
si a las cartas les dieran su sombra
tus pestañas negras.

41

El acento dulce
de tu voz amada,
me parece una ola de llanto
que besa las playas.

42

Cada vez que a verte voy
en tu puerta me detengo,
pues temo que la alegría
me trastorne el pensamiento.

43

Sólo le pido al Eterno
que al despuntar cada día,
las sombras de nuestros cuerpos
sorprenda la luz unidas.

44

Si fuera rayo de luna
por tus ojos penetrara,
y en silencio alumbraría
el sagrario de tu alma.

45

Quisiera tener un rizo
de tu oscura cabellera,
para gastarme los ojos
en sólo mirar sus hebras.

46

Ya viene la primavera,
ya los pájaros se hermanan,
¡cuánto espacio entre nosotros
y cuán cerca nuestras almas!

47

Tu desaire más ligero
pone mi pecho vibrando
como un granillo de arena
hace temblar todo un lago.

47+1

Antes de yo conocerte
soñaba que me amarías;
¡quién presta oído a los sueños,
quién de los sueños se fía!

49

Cuando muerto esté en la tumba
toca en ella la guitarra,
y verás a mi esqueleto
alzarse para escucharla.

50

Cuando a media noche
los ramajes tiemblan,
el silencio interrumpen y pasan
las almas en pena.

6666

Salvador Rueda



miércoles, 24 de septiembre de 2008

Vida


Entre mis manos cogí
un puñadito de tierra.
Soplaba el viento terrero.
La tierra volvió a la tierra.

55


Entre tus manos me tienes,
tierra soy.
El viento orea
tus dedos, largos de siglos.

55


Y el puñadito de arena
-grano a grano, grano a grano-
el gran viento se lo lleva.

6666

Dámaso Alonso



martes, 23 de septiembre de 2008

Lengua castellana


La lengua que arropara de vocablos mi cuna
es la lengua brotada del solar de Castilla.
Del Romancero a Lope, sin dejadez ninguna,
ofrécese en romance, soneto y redondilla.

55

Ni un átomo en mi forma corporal es reacio
al toque rutilante, musical y perfecto
de la lengua que en libro, cuartilla o cartapacio
le da, por su pureza, vigores al concepto.

55

Levántase la lengua de clásicos sabores
en los pergeñadores ciertos de la belleza.
Los doctores del canto, los puristas mayores,
me la sirven en cláusulas de altitud y justeza.

55

La lengua -voz de siglos- a mi verbo se enlaza.
No habrán de destruirla, porque es la mejor parte
-lo substancial, lo eterno- del todo de mi raza.
Y mi raza es, en todo, fe, dolor, amor, arte.

6666

Evaristo Ribera Chevremont



lunes, 22 de septiembre de 2008

Del "Poema frustrado"


IV

¡Agua, no huyas de la sed, detente!

55

Detente, oh claro insomnio, en la llanura
de este sueño sin párpados que apura
el idioma febril de la corriente.

55

No el tierno simulacro que re miente,
entre rumores, viva; no madura,
ama la sed esa tensión de hondura
con que saltó tu flecha de la fuente.

55

Detén, agua, tu prisa, porque en tanto
te ciegue el ojo y te estrangule el canto,
dictar debieras a la muerte zonas;
que por tu propia muerte concebida,
sólo me das la piel endurecida
¡oh movimiento, sierpe! que abandonas.

6666

José Gorostiza



domingo, 21 de septiembre de 2008

Palabra


Palabra, ¿qué tú más quieres?
¿Qué más?

55

Vengo a buscar tu silencio,
el que a fuerza de esperar
se endurece... se hace estatua...
para hablar.

55

Ya ves, palabra, ya ves,
herida, tú, sin edad...

55

¿Qué hará contigo el soldado?

55

¿Qué harán los grillos? ¿Qué hará
en la punta de la espada
la eternidad?

6666

Manuel del Cabral



viernes, 19 de septiembre de 2008

Romance de la viuda enamorada


Siempre pegada a tu muro
y al filo de tus almenas;
siempre rondando el castillo
de tu amor; siempre sedienta
de una sed mala y amarga
de desengaño y arena.

55

¿Por qué te querré yo tanto?
¿Por qué viniste a mi senda?
¿Quién hizo brillar tus ojos
en la noche de mi pena?
¿Qué lluvia de mal cariño
quiso convertirme en yedra,
que va creciendo y creciendo
pegada a tu primavera?

55

¡Ay, qué montaña de amor
tengo sobre mi cabeza!
¡Ay, qué río de suspiros
pasa y pasa por mi lengua!

55

Yo estaba en mis campos hondos,
allí en Castilla la Vieja,
durmiéndome entre molinos
y coplas rubias de siega
y era mi vida una noria
monótona y polvorienta.

55

Mis hijos venían del campo
con sus camisas abiertas
y en el pulso de sus hombros
reclinaba mi cabeza.
Así, un día y otro día,
allí en Castilla la Vieja...

55

Una tarde (por los nardos
subía la primavera...)
una tarde vi tu sombra
que venía por la senda
dentro de un traje de pana,
tres vueltas de faja negra
y una voz dura y redonda
lo mismo que una pulsera.

55

-Buenas tardes, ¿Hay trabajo?
-Sí- te dije toda llena
de un escalofrío lento
que me sacudió las venas
y que me quitó de encima
diez años de vida muerta,
bordando en mi enagua oscura
una rosa dulce y tierna.

55

-Está bien- fueron tus gracias,
y, doblando la chaqueta,
te sentaste a mi lado
en el borde de la senda.

55

Vive este amor de silencio
y entre silencio se quema,
en una angustia de horas
y en un sigilo de puertas.
El pueblo ya lo murmura
en una copla que rueda
todo el día por el campo
y, de noche, en la taberna.

55

Dicen que si soy viuda,
y sacan el muerto a cuestas;
dicen que si por mis hijos
me debía dar vergüenza...

55

Dicen, tantas cosas, tantas
que las paredes se llenan
de vidrios y maldiciones
y hasta a veces de blasfemias.

55

Mi hijo el mayor (veinte años,
dulce y moreno) con pena
me habló esta mañana: -Madre,
ese traje no te sienta,
ni esas flores, ni ese pelo,
ni ese pañuelo de hierbas...
Yo no me atreví a mirarlo
y me sentí muy pequeña,
como si fuese mi madre
la que hablándome estuviera.

55

-Por nosotros, tú no debes
vestirte de esa manera...

55

¡Ay, por vosotros! Os di
todo el trigo de mi era;
todavía de vosotros
mi cintura tiene huellas
¡Sangre mía que anda y vive
y a mí me va haciendo vieja!

55

¿Pero es que yo ya no tengo
derecho a querer? ¿Qué ciega
ley me prohíbe que al sol
deje mis rosas abiertas?
¿Y que me mire al espejo
y que me vista de fiesta
y que en mi jardín antiguo
florezca la primavera...?

55

¡Ay, qué montaña de amor
tengo sobre la cabeza!

55

¡Ay, qué río de suspiros
pasa y pasa por mi lengua!

55

¡Canten, hablen, cuenten, digan,
pueblo, niños, hombres, viejas,
que yo de tanto quererle
no sé si estoy viva o muerta!

55

¡Quiero y quiero y quiero y quiero!
Están en flor mis macetas;
cien ruiseñores heridos
cantan amor en mis venas
y me duele la garganta
y está mi voz hecha piedra
de tanto decir: "¡Te quiero
como a ninguno quisiera!"

6666

Rafael de León



miércoles, 17 de septiembre de 2008

Alta mira


Para asomarme, desde mi alma, al mundo
ábrete y serás tu la única puerta.
Ábrete en un amor tan ultrahumano
que se salga del caso de la tierra.

55

Ábrete en el temblor de la mirada
que más en tu alma que en tus ojos tiembla,
y en el rocío de sangre de lucero
que te untas en los labios cuando besas.

55

Ábrete en el incendio del dorado
enjambre que en tus rizos se desmiela,
y en las dos zarcas aves que en la paja
de tus pestañas a soñar se echan.

55

Ábrete en un amor tan ultrahumano,
que haga polvo el cristal de tus caderas,
y que tan dulce el corazón me endulce,
que al morirme lo piquen las abejas.

6666

Luis Llorens Torres



martes, 16 de septiembre de 2008

La pera verde y podrida


Iba un día con su abuelo
Paseando un colegial,
Y debajo de un peral
Halló una pera en el suelo.

55

Mírala, cógela, muerde,
Mas presto arroja el bocado
Que muy podrido de un lado
Estaba, y del otro verde.

55

«Abuelo, ¿cómo será
Decía el chico escupiendo
Que esta pera que estoy viendo
Podrida aunque verde está?.»

55

El anciano con dulzura
Dijo: «Vínole ese mal
Por caerse del peral
Sin que estuviera madura.»

55

Lo propio sucede al necio
Que estando en la adolescencia
Desatiende la prudencia
De sus padres con desprecio.

55

Al que en sí propio confía
Como en recurso fecundo
E ignorando lo que es inundo
Engólfase en él sin guía.

55

Quien así intenta negar
La veneración debida
En el campo de la vida
Se pudre sin madurar.

6666

Concepción Arenal



lunes, 15 de septiembre de 2008

El amor realizado


El amor realizado es un sorbo de muerte
que nos pasa los labios, que se filtra en las venas.
El alma que nos cambia es más ancha y vacía,
más triste y más sedienta, la boca que nos deja.

55

Dentro del corazón, alárgase una sombra
cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
El amor realizado aguza en nuestros ojos
del imposible anhelo la trémula saeta,
y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
ante la planta laxa la cansadora meta...

55

Amor: Perfecto guía para ir al encuentro
del dolor apostado al fin de cada senda...

6666

Josefina Plá



domingo, 14 de septiembre de 2008

He andado muchos caminos


He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas,
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

55

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,

55

y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

55

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

55

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

55

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

55

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.

55

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra.

6666

Antonio Machado



viernes, 12 de septiembre de 2008

Crisálidas


Cuando enferma la niña todavía
salió cierta mañana
y recorrió, con inseguro paso
la vecina montaña,
trajo, entre un ramo de silvestres flores
oculta una crisálida,
que en su aposento colocó, muy cerca
de la camita blanca...

55

Unos días después, en el momento
en que ella expiraba,
y todos la veían, con los ojos
nublados por las lágrimas,
en el instante en que murió, sentimos
leve rumor de alas
y vimos escapar, tender al vuelo
por la antigua ventana
que da sobre el jardín, una pequeña
mariposa dorada...

55

La prisión, ya vacía, del insecto
busqué con vista rápida;
al verla vi de la difunta niña
la frente mustia y pálida,
y pensé ¿si al dejar su cárcel triste
la mariposa alada,
la luz encuentra y el espacio inmenso,
y las campestres auras,
al dejar la prisión que las encierra
qué encontrarán las almas?

6666

José Asunción Silva



jueves, 11 de septiembre de 2008

Los cisnes (A Juan Ramón Jiménez)


¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?

55

Yo te saludo ahora como en versos latinos
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
y en diferentes lenguas es la misma canción.

55

A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...
Soy un hijo de América, soy un nieto de España...
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez....

55

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas obscuras.

55

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agostan nuestras palmas,
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.

55


Nos predican la guerra con águilas feroces,
gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni han Alfonsos ni Nuños.

55

Faltos del alimento que dan las grandes cosas,
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.

55


La América Española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.

55

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?

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He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
que habéis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento una fuga de americanos potros
y el estertor postrero de un caduco león...

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...Y un Cisne negro dijo: "La noche anuncia el día".
Y uno blanco: "¡La aurora es inmortal, la aurora
es inmortal !" ¡Oh tierras de sol y de armonía,
aun guarda la Esperanza la caja de Pandora!

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Rubén Darío