domingo, 31 de octubre de 2010

Don Juan Tenorio (Parte II, acto III - DON JUAN, la ESTATUA de don Gonzalo, DOÑA INÉS)


DON JUAN

Culpa mía no fue; delirio insano
me enajenó la mente acalorada.
Necesitaba víctimas mi mano
que inmolar a mi fe desesperada,
y al verlos en mitad de mi camino,
presa les hice allí de mi locura.
¡No fui yo, vive Dios! ¡Fue su destino!
Sabían mi destreza y mi ventura.
¡Oh! Arrebatado el corazón me siento
por vértigo infernal... Mi alma perdida
va cruzando el desierto de la vida
cual hoja seca que arrebata el viento.
Dudo... Temo... Vacilo... En mi cabeza
siento arder un volcán... Muevo la planta
sin voluntad, y humilla mi grandeza
un no sé qué de grande que me espanta.

Jamás mi orgullo concibió que hubiere
Nada más que el valor... Que se aniquila
el alma con el cuerpo cuando muere
creí... Mas hoy mi corazón vacila.
¡Jamás creí en fantasmas...! ¡Desvaríos!
Mas del fantasma aquel, pese a mi aliento
los pies de piedra caminando siento
por doquiera que voy tras de los míos.
¡Oh! Y me trae a este sitio irresistible
misterioso poder...

Pero, ¡qué veo!
¡Falta de allí su estatua...! Sueño horrible,
déjame de una vez... ¡No, no te creo!
Sal; huye de mi mente fascinada,
fatídica ilusión... Estás en vano
con pueriles asombros empeñada
en agotar mi aliento sobrehumano.
Si todo es ilusión, mentido sueño,
nadie me ha de aterrar con trampantojos;
si es realidad, querer es necio empeño
aplacar de los cielos los enojos.
No; sueño o realidad, del todo anhelo
vencerle o que me venza; y si piadoso
busca tal vez mi corazón el cielo,
que le busque más franco y generoso.
La efigie de esa tumba me ha invitado
a venir a buscar prueba más cierta
de la verdad en que dudé obstinado...
Heme aquí, pues; Comendador, despierta.

ESTATUA

Aquí me tienes, don Juan,
y he aquí que vienen conmigo
los que tu eterno castigo
de Dios reclamando están.

DON JUAN

¡Jesús!

ESTATUA

¿Y de qué te alteras,
si nada hay que a ti te asombre,
y para hacerte eres hombre
platos con sus calaveras?

DON JUAN

¡Ay de mí!

ESTATUA

¿Qué? ¿El corazón
te desmaya?

DON JUAN

No lo sé;
concibo que me engañé;
no son sueños... ¡Ellos son!

Pavor jamás conocido
el alma fiera me asalta,
y aunque el valor no me falta,
me va faltando el sentido.

ESTATUA

Eso es, don Juan, que se va
concluyendo tu existencia,
y el plazo de tu sentencia
fatal ha llegado ya.

DON JUAN

¡Qué dices!

ESTATUA

Lo que hace poco
que doña Inés te avisó,
lo que te he avisado yo,
y lo que olvidaste loco.
Mas el festín que me has dado
debo volverte, y así,
llega, don Juan, que yo aquí
cubierto te he preparado.

DON JUAN

¿Y qué es lo que ahí me das?

ESTATUA

Aquí fuego, allí ceniza.

DON JUAN

El cabello se me eriza.

ESTATUA

Te doy lo que tú serás.

DON JUAN

¡Fuego y ceniza he de ser!

ESTATUA

Cual los que ves en redor;
en eso para el valor,
la juventud y el poder.

Don Juan

¡Ceniza bien; pero fuego...!

ESTATUA

El de la ira omnipotente,
do arderás eternamente
por tu desenfreno ciego.

DON JUAN

¿Conque hay otra vida más
y otro mundo que el de aquí?
¿Conque es verdad, ¡ay de mí!,
lo que no creí jamás?
¡Fatal verdad que me hiela
la sangre en el corazón!
¡Verdad que mi perdición
solamente me revela!
¿Y ese reloj?

ESTATUA

Es la medida
de tu tiempo.

DON JUAN

¿Expira ya?

ESTATUA

Sí; en cada grano se va
un instante de tu vida.

DON JUAN

¿Y esos me quedan no más?

ESTATUA

Sí.

DON JUAN

¡Injusto Dios! Tu poder
me haces ahora conocer,
cuando tiempo no me das
de arrepentirme.

ESTATUA

Don Juan,
un punto de contrición
da a un alma la salvación,
y ese punto aún te le dan.

DON JUAN

¡Imposible! ¡En un momento
borrar treinta años malditos
de crímenes y delitos!

ESTATUA

Aprovéchale con tiento,
porque el plazo va a expirar,
y las campanas doblando
por ti están, y están cavando
la fosa en que te han de echar.

DON JUAN

¿Conque por mí doblan?

ESTATUA

Sí.

DON JUAN

¿Y esos cantos funerales?

ESTATUA

Los salmos penitenciales
que están cantando por ti.

DON JUAN

¿Y aquel entierro que pasa?

ESTATUA

Es el tuyo.

DON JUAN

¡Muerto yo!

ESTATUA

El capitán te mató
a la puerta de tu casa.

DON JUAN

Tarde la luz de la fe
penetra en mi corazón,
pues crímenes mi razón
a su luz tan sólo ve.
Los ve... Y con horrible afán,
porque al ver su multitud,
ve a Dios en su plenitud
de su ira contra don Juan.
¡Ah! Por doquiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí
y a la justicia burlé.
Y emponzoñé cuanto vi,
y a las cabañas bajé,
y a los palacios subí,
y los claustros escalé;
y pues tal mi vida fue,
no, no hay perdón para mí.
¡Mas ahí estáis todavía
con quietud tan pertinaz!
Dejadme morir en paz
a solas con mi agonía.
Mas con esa horrenda calma,
¿qué me auguráis, sombras fieras?
¿Qué esperáis de mí?

ESTATUA

Que mueras
para llevarse tu alma.
Y adiós, don Juan; ya tu vida
toca a su fin, y pues vano
todo fue, dame la mano
en señal de despedida.

DON JUAN

¿Muéstrame ahora amistad?

ESTATUA

Sí; que injusto fui contigo,
y Dios me manda tu amigo
volver a la eternidad.

DON JUAN

Toma, pues.

ESTATUA

Ahora, don Juan,
pues desperdicias también
el momento que te dan,
conmigo al infierno ven.

DON JUAN

¡Aparta, piedra fingida!
Suelta, suéltame esa mano,
que aún queda el último grano
en el reloj de mi vida.
Suéltala, que si es verdad
que un punto de contrición
da a un alma la salvación
de toda una eternidad,
yo, santo Dios, creo en ti;
si es mi maldad inaudita,
tu piedad es infinita...
¡Señor, ten piedad de mí!

ESTATUA

Ya es tarde.

DOÑA INÉS

No; heme ya aquí,
don Juan; mi mano asegura
esta mano que a la altura
tendió tu contrito afán,
y Dios perdona a don Juan
al pie de mi sepultura.

DON JUAN

¡Dios clemente! ¡Doña Inés!

DOÑA INÉS

Fantasmas, desvaneceos:
Su fe nos salva... Volveos
a vuestros sepulcros, pues
la voluntad de Dios es;
de mi alma con la amargura
purifiqué su alma impura,
y Dios concedió a mi afán
la salvación de don Juan
al pie de la sepultura.

DON JUAN

¡Inés de mi corazón!

DOÑA INÉS

Yo mi alma he dado por ti,
y Dios te otorga por mí
tu dudosa salvación.
Misterio es que en comprensión
no cabe de criatura,
y sólo en vida más pura
los justos comprenderán
que el amor salvó a don Juan
al pie de la sepultura.
Cesad, cantos funerales;
callad, mortuorias campanas;
ocupad, sombras livianas,
vuestras urnas sepulcrales;
volved a los pedestales
animadas esculturas;
y las celestes venturas
en que los justos están,
empiecen para don Juan
en las mismas sepulturas.

DON JUAN

Clemente Dios, ¡gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.
Mas es justo; quede aquí
al universo notorio,
que pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de DON JUAN TENORIO.

____

José Zorrilla

Reseña biográfica

Escritor español nacido en Valladolid, en 1817. En 1833 ingresó en la Universidad de Toledo como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la Universidad de Valladolid.
Publicó sus primeros versos en el diario vallisoletano El Artista. En Madrid, después de abandonar su carrera universitaria, alcanzó fama tras leer unos versos suyos ante el cadáver de Larra (1837). Ocupó el cargo de éste en la redacción de El Español, donde publicó la serie de poemas titulada Poesías (1837), primero de una serie de ocho volúmenes que acabó en 1840. Su éxito poético se renovaría en 1852 con un poema descriptivo, Granada, que quedó inacabado.
Escribió numerosas leyendas (Cantos del trovador, 1840-1841; Vigilias del estío, 1842; Flores perdidas, 1843; Recuerdos y fantasías, 1844; Un testigo de bronce, 1845), en las que resucita a la España medieval y renacentista. Cabe destacar «A buen juez mejor testigo», «Margarita la Tornera» y «El capitán Montoya».
Murió en Madrid en 1893.

Ojos verdes


Apoyá en er quisio de la mansebía
miraba ensenderse la noche de mayo;
pasaban los hombres y yo sonreía
hasta que a mi puerta paraste el caballo.
«Serrana, ¿me das candela?»
Y yo te dije: «Gaché,
ven y tómala en mis labios
que yo fuego te daré».
Dejaste er caballo
y lumbre te di,
y fueron dos verdes luceros de mayo
tus ojos pa mí.

__

Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.

__

Vimos desde el cuarto despertar el día
y sonar el alba en la Torre la Vela.
Dejaste mis brazos cuando amanecía
y en mi boca un gusto de menta y canela.
«Serrana, para un vestío
yo te quiero regalá».
Yo te dije: «Estás cumplío,
no me tienes que dar na».
Subiste ar caballo,
te fuiste de mí
y nunca una noche
más bella de mayo
he vuelto a viví.

__

Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.

____

Rafael de León

Reseña biográfica

Poeta español nacido en Sevilla en 1908 en el seno de una familia de alta burguesía.
Desde niño estudió en colegios privados de órdenes religiosas y en 1926 ingresó a la Universidad de Granada para iniciar sus estudios de Derecho, trabando amistad allí con Federico García Lorca cuyo estilo poético marcó toda su carrera.
La obra poética de Rafael de León está dividida en dos grandes apartados: Poesías propiamente dichas, y letras para canciones. En casi toda su obra, inspirada en ambientes muy típicos de Andalucía, se refleja el gracejo popular andaluz.
Entre sus obras más destacadas figuran: «Pena y alegría del amor», «Profecía» y «Romance de la serrana loca».
Falleció el poeta en la ciudad de Madrid, en 1982.

Diamantes y perlas


Que guarda de mis joyas el tesoro;
Prívanme la modestia y el decoro
De que yo te las muestre y las alabe.

__

Quizás tu lente, escrutador, acabe
Por no hallar en mi cofre perlas ni oro
Si tal descubres, por tu honor imploro
Que no lo digas a quien no lo sabe.

__

Si no hallas en mis versos poesía,
Ni estilo, ni metáforas brillantes,
Mis páginas arroja sin leerlas.

__

Que otro lector, acaso, encontraría
En los tipos de imprenta -los diamantes,
Y en mis vacías páginas -las perlas.

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Carlos Augusto Salaverry

Reseña biográfica

Poeta y dramaturgo peruano nacido en 1930 en la hacienda “ La Solana ” jurisdicción del hoy distrito de Lancones en la provincia de Sullana.
Tuvo un destino muy azaroso y turbulento. Arrancado del seno materno desde los tres años por su padre, fue entregado a Doña Juana Pérez e Infantes esposa del caudillo para que velara por su infancia y educación. Poco pudo hacer esta mujer por el futuro poeta que finalmente, a la muerte de su esposo, fusilado el 7 de Febrero de 1836 luego de ser derrotado en la batalla de Socabaya, tuvo que huir a Chile en busca de asilo.
Pasado el vendaval de las pasiones Doña Juana regresa ala Perú con sus hijos Alejandro y Carlos, ingresando este como caballero cadete del ejército bajo la protección del General Castilla y ahí en su cuartel brota esa pasión secreta del alma volcada desordenadamente en el papel que muchas veces ocultaba considerándolo de poco, hasta que gracias a un compañero de cuartel, el oficial Trinidad Fernández, quien ya tenia publicaciones en diferentes diarios, nuestro poeta publica sus primeros versos en “El Heraldo” con las iniciales invertidas de Carlos Augusto.
Participó en el levantamiento de Mariano Ignacio Prado, en el Combate del 2 de Mayo de 1866. Viajó a Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, en Europa fue atacado por la parálisis.
Murió en París en 1891 sus restos fueron repatriados al Departamento de Piura en 1964 y su tumba se encuentra en el Cementerio “San José” de Sullana donde está escrito el siguiente verso:

Yo quiero que me murmuren
sobre mi tumba un lánguido rumor
como deja en el seno de los mares
su murmullo la ola que paso.

El corazón del agua


Remos, mareas, olas.
Un murmullo impreciso perpetúa
la oculta faz del imposible aliento.

__

Una gota de sal disuelta llama
sobre un pecho pretérito
buscándote.

__

Un párpado de luces diminutas
donde tus dedos tocan el azogue.

__

Un latido oxidado que penetra
y lame y teje y corta claridades.

__

Sólo existir perdido
donde el agua
multiplica su rostro en otras ondas.

____

Jaime Siles

Reseña biográfica

Poeta español nacido en Valencia en 1951.
Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca, fue becado por la Fundación Juan March, ampliando sus estudios en la Universidad de Tübingen. Trabajó luego como investigador contratado en el Departamento de Lingüística de la Universidad de Colonia. De 1976 a 1982 fue profesor de Filología Latina en las Universidades de Salamanca y de Alcalá de Henares. En 1983 obtuvo la cátedra de Filología Latina de la Universidad de Laguna,Tenerife.
Ese mismo año fue nombrado Director del Instituto Español de Cultura en Viena y Agregado Cultural en la Embajada de España en Austria.
Catedrático Honorario de la Universidad de Viena, ha impartido clases también en las universidades de Graz, Salzburg, Madison-Wiscosin, Bérgamo, Berna y St. Gallen. Actualmente es Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Valencia.
En 1973 obtuvo el Premio Ocnos, en 1983, el Premio de la Crítica y en 1989 el Premio Internacional Loewe de Poesía. Ganó además la 1° edición del Premio Generación del 27.
De sus libros de poesía se destacan entre otros: «Canon»1973, «Alegoría» 1977, «Música de Agua» 1983, «Poemas al revés» 1987, «La Realidad y el Lenguaje» 1989, «Semáforos, Semáforos» 1990, e «Himnos tardíos» en 1990.

Anhelo


¡Oh! ¿Dónde está ese mundo que soñé
allá en los años de mi edad primera?
¿Dónde ese mundo que en mi mente orlé
de blancas flores...? ¡Todo fue quimera!

__

Hoy de mí misma nada me ha quedado,
pasaron ya mis horas de ventura,
y sólo tengo un corazón llagado
y un alma ahogada en llanto y amargura.

__

¿Por qué tan pronto la ilusión pasé?
¿Por qué en quebranto se trocó mi risa
y mi sueño fugaz se disipó
cual leve nube al soplo de la brisa...?

__

Vuelve a mis ojos óptica ilusión,
vuelve, esperanza, a amenizar mi vida,
vuelve, amistad, sublime inspiración...
Yo quiero dicha aun cuando sea mentida.

____

Dolores Veintimilla de Galindo

Reseña biográfica

Poetisa ecuatoriana nacida en Quito. Creció en un hogar en el que todo le era propicio para ir formándose con finura y dominio de sus atributos personales. La poesía, la música y la pintura le tentaron graciosamente. Pero lo más legíti­mo de sus experiencias íntimas halló expre­sión en el verso. Fue una joven bella y trági­ca. O sea un alma señalada como pocas para el culto romántico. Cedió al impulso de escribir los "Recuerdos" de su brevísima existencia, de 27 años apenas. Por ello sabemos "que era completamente dicho­sa bajo la sombra del hogar doméstico".

Contigo (fragmento)


Cuando te tengo y me tienes,
somos la eterna pareja,
somos la forma indivisa,
somos isla en las tinieblas.
Cuando navego fundido
por tu espesada indolencia,
cuando, abrazándose, encuentro
la redondez del planeta,
somos a muerte la vida
que en mí tiembla, que tú encierras.
Allá fuera queda el mundo
con sus relojes a vueltas,
sus faroles alienados,
sus timbres siempre de urgencia.
Aquí dentro, tú y yo juntos
completamos la conciencia.

____

Gabriel Celaya

Reseña biográfica

Rafael Múgica, nombre real del poeta español, nació en Hernani, Guipúzcoa en 1911.
Presionado por su padre, se radicó en Madrid donde inició sus estudios de Ingeniería y trabajó por un tiempo en la empresa familiar. Conoció allí a los poetas del 27 y a otros intelectuales que lo inclinaron hacia el campo de la literatura, dedicándose desde entonces por entero a la poesía.
En 1947 fundó en San Sebastián, con su inseparable Amparo Gastón, la colección de poesía «Norte». Obtuvo en 1956 el Premio de la Crítica por su libro «De claro en claro», al que siguieron entre otros, «Plural» 1935, «Cantos Íberos» 1955, «Casi en prosa» 1972, «Buenos días, buenas noches» 1976 y «Penúltimos poemas» en 1982.
En 1986 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas.

Lamentación de otoño


Como tantas cosas lejanas
que se acercan sin rumor,
llegaron las primeras canas
y quizás el último amor.
El amor que pasó deprisa,
y el que nunca llega a pasar,
entristecieron mi sonrisa
igual que un ciego frente al mar.

__

Yo soñaba con un cariño
que acaso tuve y se me fue,
y me eché a llorar como un niño
que llora sin saber por qué.
Hoy asoman rostros extraños
sobriamente frente a mí:
hoy llegan los años huraños
diciéndome:"Estamos aquí".

__

Y he de morir soñando cosas
que desee y no conseguí...
Y seguirán naciendo rosas,
pero no serán para mí.

__

Yo buscaba las cosas bellas
sin importarme en qué lugar.
Y otros miraban las estrellas
que yo no volveré a mirar.

__

Y nombrar lo que no se nombra
-un gran silencio y una cruz-
y penetrar en esa sombra,
¡yo, que he amado tanto la luz!

__

Tantos sueños que ya se han ido
y que jamás han de volver...
Empezar a morir de olvido,
¡oh, noches sin amanecer!
Apasionadas noches locas,
indeciblemente sin par...
¡Pero todos besarán las bocas
que yo dejaré de besar!

__

Agridulce sabor del beso,
áurea isla sin latitud:
aunque sólo sea por eso,
¡no te vayas, juventud!

__

No te me vayas todavía,
porque no me quiero quedar
triste de ensueño y de armonía,
¡igual que un ciego frente al mar!

____

José Ángel Buesa

Reseña biográfica

Poeta cubano nacido en Cienfuegos en 1910 y fallecido en el exilio, en Santo Domingo cuando tenía 82 años.
Publicó su primer libro de poesías a los 22 años de edad, y continuó con una producción constante que se difundió ampliamente por todos los países de habla hispana. Entre sus libros más conocidos, se cuentan «La Fuga de las Horas», «Oasis», y «Poeta Enamorado».

sábado, 30 de octubre de 2010

El niño yuntero


Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

__

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

__

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

__

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

__

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para al labrador.

__

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

__

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

__

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

__

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

__

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

__

Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

__

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

__

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

__

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

____

Miguel Hernández

Reseña biográfica

Poeta español nacido en Orihuela, Alicante, en 1910.
Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé, se inició en la poesía desde los veinte años; publicó su primer libro «Perito en lunas» en 1933 y posteriormente, los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», marcaron la experiencia amorosa del poeta.
Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte al terminar el conflicto. Antes de morir, enfermo y detenido, publica su última obra, «Cancionero y romancero de ausencias». Falleció en 1942.

A una novia


Alma blanca, más blanca que el lirio
frente blanca, más blanca que el cirio
que ilumina el altar del Señor:
ya serás por hermosa encendida,
ya será sonrosada y herida
por el rayo de la luz del amor.

__

Labios rojos de sangre divina,
labios donde la risa argentina
junta el albo marfil al clavel:
ya veréis cómo el beso os provoca,
cuando Cipris envíe a esa boca
sus abejas sedientas de miel.

__

Manos blancas, cual rosas benditas
que sabéis deshojar margaritas
junto al fresco rosal del Pensil:
¡ya daréis la canción del amado
cuando hiráis el sonoro teclado
del triunfal clavicordio de Abril!

__

Ojos bellos de ojeras cercados:
¡ya veréis los palacios dorados
de una vaga, ideal Estambul,
cuando lleven las hadas a Oriente
a la Bella del Bosque Durmiente,
en el carro del Príncipe Azul!

__

¡Blanca flor! De tu cáliz risueño
la libélula errante del Sueño
alza el vuelo veloz, ¡blanca flor!
Primavera su palio levanta,
y hay un coro de alondras que canta
la canción matinal del amor.

____

Rubén Darío

Reseña biográfica

Poeta nicaragüense nacido en Metapa, hoy Ciudad Darío, en 1867.
Fue, sin duda alguna, uno de los poetas hispanoamericanos que más decididamente cambió el rumbo de las letras hispánicas.
Publicó sus primeros versos a los once años, y a finales del siglo XIX, ya consagrado, publicó "Azul", obra con la que se inició «oficialmente» el Modernismo Hispanoamericano.
Al final de su vida se hundió en un ambiente bohemio, muriendo olvidado por todos en 1916.

Casida de la mano imposible


Yo no quiero más que una mano;
una mano herida, si es posible.
Yo no quiero más que una mano
aunque pase mil noches sin lecho.

__

Sería un pálido lirio de cal.
Sería una paloma amarrada a mi corazón.
Sería el guardián que en la noche de mi tránsito
prohibiera en absoluto la entrada a la luna.

__

Yo no quiero más que esa mano
para los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía.
Yo no quiero más que esa mano
para tener un ala de mi muerte.

__

Lo demás todo pasa.
Rubor sin nombre ya. Astro perpetuo.
Lo demás es lo otro; viento triste,
mientras las hojas huyen en bandadas.

____

Federico García Lorca

Reseña biográfica

Poeta español nacido en Fuentevaqueros, Granada en 1898.Estudió Letras en la Universidad de Granada y música con Manuel de Falla. Fue una de las puntas del triángulo surrealista formado por él, Salvador Dalí y Luis Buñuel, atraídos por el significado del manifiesto surrealista de André Bretón. Considerado uno de los grandes poetas del siglo XX, murió asesinado en Granada en 1936.

Pienso, mi amor, en ti todas las horas...


Pienso, mi amor, en ti todas las horas
del insomnio tenaz en que me abraso;
quiero tus ojos, busco tu regazo
y escucho tus palabras seductoras.

__

Digo tu nombre en sílabas sonoras,
oigo el marcial acento de tu paso,
te abro mi pecho, y el falaz abrazo
humedece en mis ojos las auroras.

__

Está mi lecho lánguido y sombrío
porque me faltas tú, sol de mi antojo,
ángel por cuyo beso desvarío.

__

Miro la vida con mortal enojo,
y todo esto me pasa, dueño mío,
porque hace una semana que no cojo.

____

Salvador Novo

Reseña biográfica

Poeta mexicano nacido en 1904 y fallecido en 1974.
Realizó estudios de Derecho en la Universidad Nacional de México, y posteriormente en la Facultad de Filosofía y Letras hizo sus estudios de Maestro en Lenguas.
Incursionó con éxito en múltiples ramas de la actividad intelectual como cronista, ensayista, dramaturgo, e historiador, cultivando brillantemente la prosa ensayística y el teatro.
Su poesía sorprende por la modernidad de sus recursos y sus temas y es fiel reflejo de la frivolidad que el poeta encontró en la historia reciente.

En ti


Quisiera ser tu propio pensamiento,
la inseparable sombra que te siga
si no ya como amante, como amiga,
en sol, en luna, en luz de apartamento.

__

Quisiera ser el vaho de tu aliento,
la inquietud afectiva que te intriga,
de tu edificio columnata y viga,
de tus heridas oloroso ungüento.

__

Tanto quiero ser tuya, hacerte mío,
que dejaré mi espíritu vacío
para que lo satures de tu esencia.

__

Remolca mi silueta en tu sendero,
sombra adherida a tu vagar ligero,
y absórbeme en tu piel y en tu existencia.

____

Francisco Álvarez

Reseña biográfica

Poeta español contemporáneo, nacido en Los Corrales de Buelna, Cantabria en 1935.
Licenciado en Filosofía y Letras, políglota y viajero incansable. Su obra poética incluye varios segmentos: «Poemas y Sonetos», «Luminarias», «Breverías y Haiku».

Miedo


La sombra de una duda sobre mí se levanta
cuando llega el arrullo de tu voz a mi oído;
miedo de conocerte; pero en el miedo hay tanta
pasión, que me parece que ya te he conocido.

__

Yo adiviné el misterio cantor de tu garganta.
¿Será que lo he soñado? Tal vez lo he presentido:
mujer cuando promete y nido cuando canta;
mentira en la promesa y abandono en el nido.

__

Quizá no conocernos fuera mejor; yo siento
cerca de ti el asalto de un mal presentimiento
que me pone en los labios una emoción cobarde.

__

Y si asoma a mis ojos la sed de conocerte,
van a ti mis audacias, mujer extraña y fuerte,
pero el amor me grita: -¡si has llegado muy tarde!

____

Andrés Eloy Blanco

Reseña biográfica

Poeta venezolano nacido en Cumaná en 1896.
Se graduó en Derecho en 1918 cuando ya había publicado sus primeros versos. Desde muy joven se dedicó a la actividad política, oponiéndose al régimen que ostentaba el poder, razón que lo llevó a permanecer en el exilio por mucho tiempo.
Fue además ensayista y dramaturgo. Su consagración definitiva la logró cuando ganó el Concurso Hispanoamericano de Poesía, auspiciado por la Real Academia Española en 1922.
Su obra está editada en diversos libros, entre los que se destacan: «Giraluna», «El Huerto de la Epopeya», «Navegación de Altura», «La Aeroplana Clueca», «Vargas», «Tierras que me oyeron», y «Albacea de la Angustia».