viernes, 27 de abril de 2012

Voz que soledad sonando...



Voz que soledad sonando
por todo el ámbito asola,
de tan triste, de tan sola,
todo lo que va tocando.

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Así es mi voz cuando digo
-de tan solo, de tan triste-
mi lamento, que persiste
bajo el cielo y sobre el trigo.

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¿Qué es eso que va volando?
Sólo soledad sonando.

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Ángel González



Reseña biográfica

Poeta, catedrático y ensayista español nacido en Oviedo en 1922.
Su poesía, llena de contrastes, discurre entre lo efímero y lo eterno, características que llevan al lector a divagar y soñar en los temas del amor y de la vida.
Fue maestro nacional, licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y periodista por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Enseñó Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Alburquerque, U.S.A., habiendo sido profesor visitante en las de Nuevo México, Utah, Maryland y Texas.
Miembro de la Real Academia Española, fue galardonado, entre otros, con el Premio Antonio Machado en 1962, el Premio Príncipe de Asturias en 1985, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996 y el Primer Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada en el año 2004.
De su obra se destacan los títulos: "Áspero mundo" 1955, "Sin esperanza, con convencimiento" 1961, "Grado elemental" 1961, "Tratado de urbanismo" 1967, "Breves acotaciones para una biografía" 1971, "Prosemas o menos" 1983, "Deixis de un fantasma" 1992 y su último libro, "Otoño y otras luces" 2001.
Falleció en Madrid el 12 de enero de 2008.



Duerme tranquilo



Dijiste la palabra que enamora
a mis oídos. Ya olvidaste. Bueno.
Duerme tranquilo. Debe estar sereno
y hermoso el rostro tuyo a toda hora.

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Cuando encanta la boca seductora
debe ser fresca, su decir ameno;
para tu oficio de amador no es bueno
el rostro ardido del que mucho llora.

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Te reclaman destinos más gloriosos
que el de llevar, entre los negros pozos
de las ojeras, la mirada en duelo.

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¡Cubre de bellas víctimas el suelo!
Más daño al mundo hizo la espada fatua
de algún bárbaro rey y tiene estatua.

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Alfonsina Storni



Reseña biográfica

Nació en Capriasca, Suiza, en 1892, pero desde los cuatro años fue llevada a Argentina, país que la acogió con su nacionalidad.
Desde muy niña empezó a trabajar como maestra, haciendo sus primeros pinos como poetisa bajo el pseudónimo de TaoLao.
Obtuvo importantes premios literarios que la hicieron conocer ampliamente en todos los países latinoamericanos, destacándose entre sus obras, «Languidez», «El dulce daño» y «La inquietud del rosal».
Se quitó la vida en 1938.



Rosa de furias



Como el cisne de la laguna
iba mi barca de marfil,
en el plenilunio de Abril
sobre la estela de la Luna.

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Bogando en ondas de fortuna
hiló mi ensueño juvenil,
el hilo de plata sutil
de un cuento de las Mil y Una.

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Y era el Abril, cuando ululante
por mi vida pasó un ciclón,
y adelante, siempre adelante,

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violento como un león,
estrujó en la garra rampante,
humeante, mi corazón.

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Ramón María del Valle Inclán



Reseña biográfica        

Escritor español, nacido en Villanueva de Arosa (Pontevedra). Pasó su infancia y adolescencia en su comarca natal y cursó la carrera de abogado en la Universidad de Compostela. A los veinte años se trasladó a México, de donde regresó poco después. En 1895 inició en Madrid sus tareas literarias con cuentos y artículos, publicados en la prensa, que permitían vislumbrar al futuro maestro. Recorrió gran parte de América del Sur y de 1914-18 vivió en Francia.
Representa, frente a la línea de la Generación del 98 propiamente dicha -Unamuno, Azorín, Antonio Machado...- una tendencia más esteticista y complacida en efectos de lenguaje y forma -es decir, lo que se ha llamado en literatura "modernismo"-. No se trata, sin embargo, de un vacío estilismo; en el trabajo de taracea de Valle Inclán, e incluso en su curiosa y extravagante personalidad, rodeada por él mismo de fabulosos embustes, había un designio moral en la búsqueda de refinada perfección, siquiera en el arte.
Murió en Santiago de Compostela en 1936.



Acuérdate de mí



¡Oh! Cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta
como un péndulo inmóvil, ¡ya no cuenta
las horas que se van!
No siente los minutos cadenciosos
a golpe igual del corazón que adora
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán.

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¡Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno;
tu cifra en mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
¡Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
muerto para el amor y la ventura
está en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!

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En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso
sin luz y sin rumor;
embalsamadas ondas de armonía
elevábanse a un tiempo en sus altares;
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor.

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¡Parece ayer! De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡"Adiós" volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar!
Hoy... ¡Nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar!

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Pero, ¿qué es este mar?, ¿qué es el espacio,
qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
que mira desde aquí;
si al través del espacio de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a ti.

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Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma estás conmigo,
tu sombra soy y donde vas te sigo
por tus huellas en pos.
Y en vano intentan que mi nombre olvides;
nacieron, nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.

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Tú eres la misma aún;
cual otros días suspéndense tus brazos de mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, ¡mi porvenir!

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Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor; pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite, ¡mi amor!

__

¡Oh! Cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas,
me acordaré de ti.
Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo…
¡Acuérdate de mí!

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Carlos Augusto Salaverry



Reseña biográfica

Poeta y dramaturgo peruano nacido en 1930 en la hacienda “ La Solana ” jurisdicción del hoy distrito de Lancones en la provincia de Sullana.
Tuvo un destino muy azaroso y turbulento. Arrancado del seno materno desde los tres años por su padre, fue entregado a Doña Juana Pérez e Infantes esposa del caudillo para que velara por su infancia y educación. Poco pudo hacer esta mujer por el futuro poeta que finalmente, a la muerte de su esposo, fusilado el 7 de Febrero de 1836 luego de ser derrotado en la batalla de Socabaya, tuvo que huir a Chile en busca de asilo.
Pasado el vendaval de las pasiones Doña Juana regresa ala Perú con sus hijos Alejandro y Carlos, ingresando este como caballero cadete del ejército bajo la protección del General Castilla y ahí en su cuartel brota esa pasión secreta del alma volcada desordenadamente en el papel que muchas veces ocultaba considerándolo de poco, hasta que gracias a un compañero de cuartel, el oficial Trinidad Fernández, quien ya tenia publicaciones en diferentes diarios, nuestro poeta publica sus primeros versos en “El Heraldo” con las iniciales invertidas de Carlos Augusto.
Participó en el levantamiento de Mariano Ignacio Prado, en el Combate del 2 de Mayo de 1866. Viajó a Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, en Europa fue atacado por la parálisis.
Murió en París en 1891 sus restos fueron repatriados al Departamento de Piura en 1964 y su tumba se encuentra en el Cementerio “San José” de Sullana donde está escrito el siguiente verso:

“Yo quiero que me murmuren
sobre mi tumba un lánguido rumor
como deja en el seno de los mares
su murmullo la ola que pasó”.



jueves, 26 de abril de 2012

Rima I



Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

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Yo quisiera escribirle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

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Pero en vano es luchar, que no hay cifra
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!,
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.

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Gustavo Adolfo Bécquer



Reseña biográfica          

Poeta español nacido en Sevilla en 1836 y fallecido en Madrid en 1870.
Es uno de los grandes poetas románticos del siglo XIX. Sus rimas suponen el punto de partida de la poesía moderna española. Se inició en el arte pintando al lado de su padre y hermano, pero la abandonó en 1854 cuando se dedicó por completo  a la literatura.
  Autor también de «Historia de los templos de España» y «Cartas literarias a una mujer».



miércoles, 25 de abril de 2012

Idilio



A tres leguas de un puerto bullente
que a desbordes y grescas anima,
y al que un tiempo la gloria y el clima
adornan de palmas la frente,
hay un agrio breñal, y en la cima
de un alcor un casucho acubado,
que de lejos diviso a menudo,
y riéndose apoya un costado
en el tronco de un mango copudo.

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Distante, la choza resulta montera
con borla y al sesgo sobre una mollera.

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El sitio es ingrato, por fétido y hosco.
El cardón, el nopal y la ortiga
prosperan; y el aire trasciende a boñiga,
a marisco y a cieno; y el mosco
pulula y hostiga.

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La flora es enérgica para
que indemne y pujante soporte
la furia del soplo del Norte,
que de octubre a febrero no es rara,
y la pródiga lumbre febea,
que de marzo a septiembre caldea.

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El Oriente se inflama y colora,
como un ópalo inmenso en un lampo,
y difunde sus tintes de aurora
por piélago y campo.
y en la magia que irisa y corusca,
una perla de plata se ofusca. (…)

__

Y a la puerta del viejo bohío
que oblicuando su ruina en la loma
se recuesta en el árbol sombrío,
una rústica grácil asoma,
como una paloma.

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¡Infantil por edad y estatura,
sorprende ostentando sazón prematura;
elásticos bultos de tetas opimas;
y a juzgar por la equívoca traza,
no semeja sino una rapaza
que reserva en el seno dos limas!

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Blondo y grifo e inculto el cabello,
y los labios turgentes y rojos,
y de tórtola el garbo del cuello,
y el azul de zafiro en los ojos.
Dientes albos, parejos, enanos,
que apagado coral prende y liga,
que recuerdan, en curvas de granos,
el maíz cuando tierno en la espiga.
La nariz es impura, y atesta
una carne sensual e impetuosa;
y en la faz, a rigores expuesta,
la nieve da en ámbar, la púrpura en rosa,
y el júbilo es gracia sin velo,
y en cada carrillo produce un hoyuelo.

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La payita se llama Sidonia;
llegó a México en una barriga:
en el vientre de infecta mendiga
que, del fango sacada en Bolonia,
formó parte de cierta colonia,
y acabó de miseria y fatiga. (…)

__

(…) La luz torna las aguas espejos;
y en el mar sin arrugas ni ruidos
reverbera con tales reflejos,
que ciega, causando vahídos.

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El ambiente sofoca y escalda;
y encendida y sudando, la chica
se despega y sacude la falda,
y así se abanica.

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Los guiñapos revuelan en hondas…
La grey pace y trisca y holgando se tarda…
Y al amparo de umbráticas frondas
la palurda se acoge y resguarda.

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Y un borrego con gran cornamenta
y pardos mechones de lana mugrienta,
y una oveja con bucles de armiño
-la mejor en figura y aliño-
se copulan con ansia que tienta.

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La zagala se turba y empina…
Y alocada en la fiebre del celo,
lanza un grito de gusto y de anhelo…
¡Un cambujo patán se avecina!

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Y en la excelsa y magnífica fiesta,
y cual mácula errante y funesta,
un vil zopilote resbala
tendido e inmóvil el ala.

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José Emilio Pacheco



Reseña biográfica

Poeta y ensayista mexicano nacido en Ciudad de México en 1939.
Empezó a brillar desde muy joven en el panorama cultural mexicano, gracias a su dominio de las formas clásicas y modernas y al enfoque universal de su poesía.
Además de poeta y prosista se ha consagrado también como eximio traductor, trabajando como director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales. Ha sido docente universitario e investigador al servicio de entidades gubernamentales.
Entre sus galardones se cuentan: Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de Periodismo Literario, Premio Xavier Villaurrutia, Premio Magda Donato, Premio José Asunción Silva en 1996,el Premio Octavio Paz en el año 2003, el Premio Federico García Lorca 2005, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2004, la XVIII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2009 y el Premio Cervantes en 2009.
De su obra poética se destacan: "Los elementos de la noche" en 1963, "El reposo del fuego" en 1966, "No me preguntes cómo pasa el tiempo" en 1969, "Irás y no volverás" en 1973,  "Islas a la deriva" en 1976, "Desde entonces" en 1980, "Trabajos en el mar" en 1983, y "El silencio de la luna" poemas de 1985, 1996.