jueves, 29 de mayo de 2008

Supremo triunfo


Estoy ahora impregnada toda yo de dulzura.
Desde que me besaste, toda yo soy amor.
Y en la vida y en la muerte, en lecho y sepultura,
ya no seré otra cosa que amor, amor, amor...

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... En la carne y en el alma, en la sombra y en los huesos,
ya no tendré más nunca otro olor y sabor,
que el sabor y perfume que he absorbido a tus besos;
me has dado una fragancia, tersa y viva de flor.

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... Hasta el último átomo de mi piel es aroma,
¡Oh mortal podredumbre, te he vencido tal vez!
Eres mi hermano ¡Oh lirio! Eres mi hermana ¡Oh poema!
¡Desde que él me besará, rosa mi cuerpo es!

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Juana Ibarbourou