miércoles, 17 de septiembre de 2008

Alta mira


Para asomarme, desde mi alma, al mundo
ábrete y serás tu la única puerta.
Ábrete en un amor tan ultrahumano
que se salga del caso de la tierra.

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Ábrete en el temblor de la mirada
que más en tu alma que en tus ojos tiembla,
y en el rocío de sangre de lucero
que te untas en los labios cuando besas.

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Ábrete en el incendio del dorado
enjambre que en tus rizos se desmiela,
y en las dos zarcas aves que en la paja
de tus pestañas a soñar se echan.

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Ábrete en un amor tan ultrahumano,
que haga polvo el cristal de tus caderas,
y que tan dulce el corazón me endulce,
que al morirme lo piquen las abejas.

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Luis Llorens Torres