lunes, 12 de marzo de 2012

Las pausas de la vida



He fumado en las pausas de la vida
las lentas hojas de tabaco oscuro,
he cuidado mis plantas, y en la tarde
he aguardado escribiendo
aquello que se fue o lo que deseo
que en adelante llegue para así
poder perderlo todavía.
He aguardado fumando, y el tabaco
ha sido un dulce aroma, mi esperanza
de tabacos más dulces, de otras hojas
en las plantas que cuido y que deparan
una flor a mis ojos que todavía esperan.
Y cuando ya mis ojos no consigan
encontrar el camino alegre de la espera,
y cansados demanden una última pausa
para fumar en calma y recordar,
yo quisiera que entonces
mi vida hubiera dado una cosecha
apretada y hermosa,
lo mismo que la planta del tabaco,
que tal vez ya no sepa
conservar para mí el sabor que ahora tiene,
consolarme esos días.
Que mi vida suplante a ese tabaco
para poder prensarla, estando seca,
sentirla entre los dedos, llevármela a la boca.
Que el fuego la convierta en humo dulce,
en un último aroma.

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Vicente Gallego



Reseña biográfica

Escritor español nacido en Valencia en 1963. Tras abandonar sus estudios en Filosofía y Letras tuvo que desempeñar los más diversos trabajos, desde mensajero o trabajador en el Vertedero de Residuos Tóxicos Urbanos de Dos Aguas a portero y bailarín. Empezó a cultivar una poesía muy influenciada por Cernuda y Blas de Otero, entre otros muchos. En 1987 obtuvo el premio Rey Juan Carlos I por La luz, de otra manera. En 1990 el Premio a la Creación Joven de la Fundación Loewe por Los ojos del extraño y en 1995 el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por La plata de los días. Su poemario Santa deriva obtuvo el prestigioso premio Loewe en 2001, en el que es el hito más importante de su carrera. Otro libro suyo, publicado en 2003, es El sueño verdadero. Su poética ha sido traducida a varios idiomas, incluyendo el italiano, el francés, el portugués, el húngaro y el búlgaro.