lunes, 22 de octubre de 2007

La sed insaciable


Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.

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Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...

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Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.

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Buscar la luz que se eterniza,
la clara lumbre durarera,
y al fin saber que en una hoguera
lo que más dura es la ceniza.

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Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.

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Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.

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Y en esta angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...

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José Ángel Buesa