sábado, 11 de febrero de 2012

El amor



Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.

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Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.

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Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.

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Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.

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Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

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Luis García Montero



Reseña biográfica

Poeta y ensayista español nacido en Granada en 1958. Es catedrático de Literatura Española y uno de los poetas más destacados del panorama literario actual, con títulos entre los que destacan El jardín extranjero (Premio Adonais, 1983), Diario cómplice (1987), Las flores del frío, Habitaciones separadas (Premio Loewe y Premio Nacional de Literatura, 1994), Completamente viernes (1998), La intimidad de la serpiente (2001, Premio Nacional de la Crítica 2003) y Vista cansada (2008). Como ensayista ha escrito varios libros y artículos sobre la poesía europea contemporánea: La otra sentimentalidad (con J. Egea y A. Salvador, 1983), Poesía, cuartel de invierno (1988 y 2002), El realismo singular (1993), Confesiones poéticas (1993), El sexto día (2000), Gigante y extraño. Las «Rimas» de Gustavo Adolfo Bécquer (2001), Los dueños del vacío (2004) e Inquietudes bárbaras (2008). Aparte de varias ediciones críticas de obras de Federico García Lorca, Rafael Alberti y Carlos Barral, ha adaptado para la escena algunos clásicos, como Otelo, La Dorotea o La Celestina.