martes, 12 de junio de 2012

Cantarcillo



Ruiseñor que volando vas,
cantando finezas, cantando favores,
¡oh, cuánta pena y envidia me das!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.
¡Qué alegre y desvanecido
cantas, dulce ruiseñor ,
las aventuras de tu amor
olvidado de tu olvido!
En ti, de ti entretenido
al ver cuán ufano estás,
¡oh, cuánta envidia me das
publicando tus favores!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú lloraras.

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Pedro Calderón de la Barca



Reseña biográfica

Don Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid en 1601. Era su padre, don Diego, descendiente de noble casa, y parece que su nombre de familia viene de que uno de sus antepasados parecía haber nacido muerto, y le metieron en seguida en un caldero de agua caliente, según costumbre de la época, para verificar si era cierto que no vivía, en cuyo momento, al entrar en contacto con el agua de elevada temperatura, prorrumpió en sus primeros gritos.
En 1625 se alistó bajo las banderas de duque de Alba, y estuvo en Flandes e Italia, país el primero en que debió serle grata la estancia, pues muchísimos son los personajes flamencos de sus dramas: o acaso porque la nobleza de su madre, doña María Ana Henao, era de origen flamenco.
Pero sus campañas no debieron darle mucha gloria, pues no se le cita en parte alguna.
En cambio, su vida de letras fue más brillante: su padre, que era ministro de hacienda de los dos Felipes, II y III, le puso a los nueve años en el colegio de los jesuitas, y luego pasó a Salamanca, donde brilló en el estudio de las matemáticas y la filosofía.
A los 13 años estrenó su primera comedia, El Carro del Cielo, fantasía que se desarrolla entre el cielo y la tierra, y a los diez y nueve contaba ya tres o cuatro éxitos teatrales.
Su vida fue tranquila, y parece ser que contaba como suceso de ella, de los que hacen época, una cuchillada recibida en un tumulto habido en el estreno de sus obras; y en aquellos tiempos, una cuchillada no era tan grave cosa. Murió en 1681.
Es el primer dramaturgo del teatro español, el que ha hecho obras de más trascendencia y mayor alcance. Por otra parte, sus sonetos con tendencia filosófica, pero muy poéticos, son harto famosos.