lunes, 25 de marzo de 2013

No te olvido


¿Y temes que otro amor mi amor destruya?
Qué mal conoces lo que pasa en mí;
no tengo más que un alma, que es ya tuya,
y un solo corazón, que ya te di.

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¿Y temes que placeres borrascosos
arranquen ¡ay!, del corazón la fe?
Para mí los placeres son odiosos;
en ti pensar es todo mi placer.

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Aquí abundan mujeres deslumbrantes,
reinas que esclavas de la moda son,
y ataviadas de sedas y brillantes,
sus ojos queman, como quema el sol.

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De esas bellas fascinan los hechizos,
néctar manan sus labios de carmín;
mas con su arte y su lujo y sus postizos,
ninguna puede compararse a ti.

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A pesar de su grande poderío,
carecen de tus gracias y virtud,
y todas ellas juntas, ángel mío,
valer no pueden lo que vales tú.

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Es tan ingente tu sin par pureza,
y tan ingente tu hermosura es,
que alzar puede su templo la belleza
con el polvo que oprimes con tu pie.

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Con razón me consume negro hastío
desde que te hallas tú lejos de aquí,
y con razón el pensamiento mío
sólo tiene memoria para ti.

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Yo pienso en ti con ardoroso empeño,
y siempre miro tu divina faz,
y pronuncio tu nombre cuando sueño.
Y pronuncio tu nombre al despertar.

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Si del vaivén del mundo me retiro,
y ávido de estudiar quiero leer,
entre las letras ¡ay!, tu imagen miro,
tu linda imagen de mi vida ser.

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Late por ti mi corazón de fuego,
te necesito como el alma a Dios;
eres la virgen que idolatro ciego;
eres la gloria con que sueño yo.

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Antonio Plaza Llamas



Reseña biográfica

Nació en San Juan del Llano, municipio de Apaseo el Grande, estado de Guanajuato, en 1833.
Amante de la libertad, se formó en estudios religiosos y jurídicos en el Seminario Conciliar de la ciudad de México.
Fue arduo defensor de la Constitución de 1857, difundiendo las nuevas ideas desde los periódicos de la época: “La Luz de los Libres”, “La Idea”, “El Horóscopo” y “El Constitucional”, reflejaron sus convicciones, en muchas de sus líneas.
Pero no solamente peleó desde el papel. Participó del frente de batalla, como Teniente Coronel, del cual se retiró en 1861, con un pie mutilado por una bala de cañón.
Escribió muchos poemas, entre los cuales se destacan: “A Inés Nataly”, “A Loreto”, “A Rosa”, “A una actriz”, “Hojas secas”, “Lejos de ti”, “No te olvido”, “Una lágrima”, “A Baco” y “Abrojos”.
Fue sencillo, pobre, soñador y luchador empedernido. Tuvo tres hijos, quienes no heredaron de su padre nada material.
Su fallecimiento se produjo el 26 de agosto de 1882, en Ciudad de México. Sus restos descasan en el panteón del Tepeyac (Villa de Guadalupe).