domingo, 3 de mayo de 2009

Al fin de la batalla


Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

__

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

__

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

__

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

__

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

____

César Vallejo



Reseña biográfica

Poeta peruano nacido en Santiago de Chuco en 1892.
La mezcla de su sangre india y gallega produjo en él un resultado exorbitante, le infundió una inquietud agónica y creó en su espíritu la típica psicología del fugitivo.
Su vida, por eso, fue una muerte lenta, que él sentía caminarle por las venas hasta el punto de presentirla prematuramente. Para escapar a las persecuciones de que fue víctima en el Perú, real o imaginariamente, se marchó a Europa, recorriendo Francia, Rusia y España, en un esfuerzo inaudito por sobrevivir.
Publicó en 1918 «Los Heraldos Negros» y «Trilce» en 1922.
«España, aparta de mí este cáliz» y «Poemas Humanos», fueron publicados en 1939, después de su muerte.
Después de una vida de estrecheces económicas y tras una larga enfermedad, murió en París en 1938.