martes, 23 de febrero de 2010

El amor III


Mujer: Crecemos, nos desesperamos creciendo,
oscuros, sin infancia, cada vez, más oscuros,
hacia el único origen inminente
donde renaceremos, donde tú
renacerás para mí solo.

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Para mí, para nadie
más que para mis besos, para mis treinta bocas,
para mi torbellino donde aprendiste un día
a caer velozmente como una estrella errante:
Mujer, estrella mía, velozmente.

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No me obstino en tocarte por sólo enardecerte.
Tengo experiencia: Te amo.
Tengo violencia: Te amo todavía más hondo,
todavía más lejos que todos los delirios
y, como ellos, te cobro posesión implacable.

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Oh flor única: Nadie
vio con tu naturaleza la libertad del día
como yo vi. Ninguno
te supo descifrar, apacible corola,
maternidad profunda.

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Madre del hombre, madre de los sueños del hombre,
poseída, preñada por el furor del hombre,
por la inocencia, por el desamparo
del hombre.

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Mujer, el tiempo pasa. Yo soy hombre. Tú
eres una mujer, la poesía
es nuestra sangre. Todo
lo que pueda decirse de nosotros es eso,
y algo más que es inútil
repetirlo.

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Gonzalo Rojas



Reseña biográfica

Poeta chileno nacido en Lebú, Arauco, en 1917.
Estudió Derecho y Literatura en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Fue profesor de Estética Literaria y Jefe del Departamento de Castellano en la Universidad de Concepción. Ejerció la docencia en Utah, EE.UU., Alemania y Venezuela. Organizó a partir de 1958 los famosos Congresos de Escritores en Concepción, reuniendo lo más selecto de la literatura latinoamericana. Fue diplomático en China y Cuba. Perteneció al grupo surrealista reunido en torno a la Revista Mandrágora, 1938 - 1943.
Ha recibido numerosos premios internacionales entre los que se cuentan: Premio Sociedad de Escritores de Chile por «Poesía Inédita» 1946, Premio Reina Sofía de poesía de España, Premio Octavio Paz de México y José Hernández de Argentina, además del Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992 y del Premio Cervantes de Literatura 2003.