viernes, 11 de marzo de 2011

Soneto I


Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por dó me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

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mas cuando del camino estoy olvidado,
a tanto mal no sé por dó he venido:
sé que me acabo, y más he yo sentido
ver acabar conmigo mi cuidado.

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Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme,
si quisiere, y aún sabrá querello:

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que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacello?

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Garcilaso de la Vega

Reseña biográfica

Poeta español nacido en Toledo, en 1503.
Desde muy joven siguió las banderas del Emperador Carlos V, estuvo en casi todos los grandes hechos de armas de aquel glorioso reinado, habiéndose particularmente lucido en la defensa de Viena y en el sitio de Túnez, donde fue herido.
Se volvió a Nápoles, donde a pesar de sus eminentes servicios incurrió en la desgracia del Emperador, por haber protegido los amores de un sobrino suyo, que aspiraba a la mano de una dama que le era muy superior en jerarquía, por lo cual fue desterrado a una de las islas del Danubio, que con tanto donaire había de cantar.
Mas no tardó en volver a la gracia del Emperador, dado que poco después le acompañaba en su expedición al Piamonte, en cuyo ejército tenía bajo su mando once banderas de infantería.
Una vez derrotados los franceses y cuando ya se veían en retirada forzosa, el Emperador perseguía y daba caza; en esta operación ordenó la toma de una torre que se hallaba en un lugar cerca de Frejus, donde desesperadamente se defendían unos cincuenta franceses; Garcilaso fue de los primeros en subir, fue herido de una pedrada en la cabeza, y cayó. Lleváronle de allí a Niza, pero no sobrevivió sino veinte días a sus heridas, pues murió en dicho lugar a los treinta y tres años de edad. Era 1536.
Pero si lo corto de su vida le impidió dar de sí todo lo que para la gloria de las armas habría podido, no fue ella tan corta para las letras, pues que ya en vida suya había recibido el título, que la posteridad le ha confirmado, de príncipe de los poetas castellanos.