miércoles, 30 de noviembre de 2011

Dos mujeres



Agua amarga de un mar cuya ribera
era el párpado azul. Qué cielo ido
de ese mar a otro mar, entristecido
de lágrimas también y azul ojera.

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Yo las amé a las dos. La una era
triste y frágil y pálida de olvido.
Y la otra… ¿La otra?… Hubiera sido
-si sido hubiese- igual a la primera.

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¿Qué misterio de amor será este vano
ambicionar el fruto no caído,
cuando se tiene el fruto entre la mano?

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Y soñar en un cielo descendido,
soñándolo lejano, y tan cercano
de una mar a otra mar el cielo ido.

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Alberto Ángel Montoya



Reseña biográfica

Poeta colombiano, nacido en Bogotá en 1902.
Cultor de un tono romántico trabajado en sonetos magistrales.  Enamorado de la bohemia, del amor, y de la mujer en niveles de suma elegancia, el poeta mereció el calificativo de maestro del soneto galante.
Y eso fue, con toda justeza y exactitud. Su vida estuvo dedicada a la poesía de modo exclusivo. Sus diversos libros, entre los cuales se destacan "La vigilia del vino"  y "El alba inútil", fueron reunidos en un sólo volumen con el título de "Lección de poesía".
Falleció en 1970.


martes, 29 de noviembre de 2011

En lo penoso de estar enamorado



¡Qué verdadero dolor,
y qué apurado sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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¡Qué cuidados a millares!
¡Qué encuentros de pareceres!
¡Qué limitados placeres,
y qué colmados pesares!

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¡Que amor y qué desamor!
¡Qué ofensas, qué resistir!
¡Qué mentiroso vivir,
qué puro morir de amor!

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¡Qué admitidos devaneos!
¡Qué amados desabrimientos!
¡Qué atrevidos pensamientos
y qué cobardes deseos!

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¡Qué adorado disfavor!
¡Qué enmudecido sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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¡Qué negociados engaños
y qué forzosos tormentos!
¡Qué aborrecidos alientos
y qué apetecidos daños!

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¡Y qué esfuerzo y qué temor!
¡Qué no ver, qué prevenir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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¡Qué enredos, ansias, asaltos,
y qué conformes contrarios!
¡Qué cuerdos, qué temerarios!
¡Qué vida de sobresaltos!

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Y que no hay muerte mayor
que el tenerla y no morir.
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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Francisco de Quevedo



Reseña biográfica

Escritor español, nacido en Madrid en 1580. Cultivó con abundancia tanto la prosa como la poesía y es una de las figuras más complejas e importantes del Siglo de Oro español.
En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.
Su obra literaria es inmensa y contradictoria. Hombre muy culto, amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español.
De su prolífica obra en verso, se conservan casi 900 poemas. De su prosa cabe señalar: "La vida del Buscón llamado don Pablos"; "Política de Dios y gobierno de Cristo"; "Vida de Marco Bruto"; "Los sueños" y "Los nombres de Cristo".
Entre sus poesías hay un sinnúmero de sonetos endecasílabos, pero también abunda el romance octosílabo y la redondilla. La poesía titulada "Epístola satírica y censoria..." es un alarde magistral de tercetos endecasílabos encadenados.


A unos celos



Pues estoy condenada,
Fabio, a la muerte, por decreto tuyo,
y la sentencia airada
ni la apelo, resisto ni la huyo.
óyeme, que no hay reo tan culpado
a quien el confesar le sea negado.

__

Porque te han informado,
dices, de que mi pecho te ha ofendido,
me has, fiero, condenado.
¿Y pueden, en tu pecho endurecido,
más la noticia incierta, que no es ciencia,
que de tantas verdades la experiencia?

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Si a otros crédito has dado,
mátenme, Fabio, tus airados ojos;
si a otro cariño asisto,
asístanme implacables tus enojos;
y si otro amor del tuyo me divierte,
tú, que has sido mi vida, me des muerte.

__

Si a otro, alegre, he mirado,
nunca alegre me mires ni te vea;
si le hablé con agrado
eterno desagrado en ti posea;
y si otro amor inquieta mi sentido,
sácame el alma tú, que mi alma has sido.

__

Mas, supuesto que muero
sin resistir a mi infeliz suerte,
que me des sólo quiero
licencia de que escoja yo mi muerte;
deja la muerte a mi elección medida,
pues en la tuya pongo yo la vida.

__

No muera de rigores,
Fabio, cuando morir de amores puedo;
pues con morir de amores
tú acreditado y yo bien puesta quedo;
que morir por amor, no de culpada,
no es menos muerte, pero es más honrada.

__

Perdón, en fin, te pido
de las muchas ofensas que te he hecho
en haberte querido;
que ofensas son, pues son a tu despecho;
y con razón, te ofendes de mi trato,
pues que yo, con quererte, te hago ingrato.

____

Sor Juana Inés de la Cruz



Reseña biográfica

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca (México). Fue hija de padre vasco y madre mexicana. Tocóle en suerte vivir una época en que la literatura nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranismo, estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendencia de los escritores de ese tiempo a escribir únicamente en verso, la cual, por la estilización que preferían, cuajaba en composiciones que constituían verdaderos logogríficos de intelecto: se vestía a la idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar en desnudarla. Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro era un pecado".
Sus obras no se han editado completas. Algunas piezas: Los Empeños de una Casa, Sonetos, Poesías Escogidas, Autos Sacramentales, etc…, han circulado intermitentemente, aisladas del grueso de su producción, algunas otras se han perdido. Un Compendio de Armonía Musical. "El Caracol".


domingo, 27 de noviembre de 2011

De tierra adentro a mar...



De tierra adentro a mar, de trecho a trecho
desde el invierno hasta el feliz verano,
de la estepa encendida de la mano
a la región volcánica del pecho

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va posándose amor, y va en acecho
amor de cima a sima, y sobre el llano,
y va implantando en todos, soberano,
su ley, su ejecución y su derecho.

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Rey de la geografía del semblante,
encendedor de lumbres abisales
toda región desconsolada anima.

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Cruza desde el poniente hasta el levante
implantando sus órdenes reales:
su agua, su luz, su voluntad, su clima…

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Pilar Paz Pasamar



Reseña biográfica

Poetisa española nacida en Jerez de la Frontera en 1933.A los dieciocho años publicó su primer libro de poesía, Mara. Es miembro de la Real Academia Hispanoamericana de Letras y de la de Ciencias de San Dionisio de Jerez.


sábado, 26 de noviembre de 2011

Florido laude



Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
es conocer tu nombre y repetirlo.

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Si brotas de la tierra,
hostil de espinas, ávida de cielo,
en vigoroso impulso
y ofreces un capullo a la caricia
leve del viento y cálida del día,
sé que abrirás a la mañana bruja
tu perfección efímera en la Rosa.

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Conozco tu perfume y tu destino,
piel de doncella, hostia múltiple;
tu breve día, tu don. Miro el momento
en que brindas tu lecho nupcial a las abejas;
o el colibrí se pinta en tus colores
y desmayas tus pétalos de seda,
conchas del mar del aire en que naufraga
tu vida breve y tu perfume rosa.

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Yo repito tu nombre cuando veo,
ave suntuosa y vegetal, tu nido
anclado en aquel árbol que te nutre.
Las plumas de tus pétalos, Orquídea;
el silencio en que cantan tus colores.

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Y te busco en la sombra;
bajo el ala del árbol que te oculta,
en los ramos redondos
en que entonas a coro tus azules, Hortensia.

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Pero también te admiro y te saludo
y repito tu nombre proletario
cuando tiendes, Mastuerzo,
tus frágiles sombrillas, tus trémulas sombrillas
disciplinadas y redondas,
en que tiembla el rocío,
y atreves la sencilla
ofrenda de tus conos amarillos
a la mano del niño que te inmola.

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Y a ti, Cortina humilde
que abres el sol y cierras a la noche
tus sueños de trocarte en Bugambilia;
y a ti, que en el violento
grito de tu amarillo
ostentas en colores, Mercadela,
el perfume negado a tu pobreza.

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Y contemplo tu rostro, Margarita,
tu cuello almidonado e impecable,
tu uniforme escolar para la fiesta,
tu faz redonda, ingenua.

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Saludo a tus hermanas mayores en las Cinnias
que aprendieron ya el arte de maquillarse;
que copiaron su labio pintado a la Petunia
mientras tiende su beso
y asoma su coqueta esbeltez entre las turbas
del Cielo raso que la rapta.

__

Miro cómo el Acanto
lanza la espiga erecta de tus torres
y cómo los Delfinios
yerguen, música azul, sus campanarios.
¿Qué licor impalpable
brindan, alto Alcatraz, tus copas blancas?
¿Qué cielo multiplicas, Agapanto,
cuando rindes la nuez de tu universo
desde el brazo tendido de tu tallo?

__

Te miro, Platanillo,
cresta airosa de un gallo de alas verdes;
tan lleno de familia
que no has podido ser una Gladiola,
y te resignas a tu sino
del pariente más pobre de esa rica
dueña de tiendas, celofán y rasos.

__

Cerca está la Retama;
sus largos alfileres
capturan mariposas menudas y amarillas.
El polen de sus alas prisioneras
cuelgan en uvas minúsculas la Mimosa vecina.

__

Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
oh, flor, milagro múltiple
es conocer tu nombre y repetirlo.

__

Danza el Geranio inmóvil sus enaguas gitanas
en tiesto humilde.
Cuando llegue el invierno;
cuando duerman las Dalias su gestación de piedra;
cuando nieven los Lirios su cándido capullo;
cuando la Nochebuena despliegue sus estrellas,
vestirán las azaleas trajes de bailarina
faldas de leves tules y lánguidos pistilos.
Serán tu aristocracia, Geranio, las Azaleas.

__

Yo te miro trepar, flor eminente;
Gloria o Jazmín, o Plúmbago, que entregas
tu fino ramo pálido al viandante;
te miro Bugambilia,
anidar la morada de los hombres
cual si los invitaras a ser pájaros;
te miro, Llamarada,
ungir de sol el muro y las ventanas;
y si un perfume de niñez me invade
y condensa la tarde en su dulzura,
sé que tú has de estar cerca, Madreselva.

__

Te admiro dura y rala, hostil y gloriosa,
seca y amarga y vívida
como la recia planta que decoras
cuando estallas tu rojo en la Biznaga
que coronas minúscula de estrellas;
cuando del Nopalillo que serpea
entre rocas de lava congelada,
brotas como una estrella de alabastro
o sangras como herida de la piedra.
No me olvides, me grita el Nomeolvides
que recoge virutas siderales
en el prado en que juegan las Juanitas
y cuidan engolados Pensamientos;
en el alegre prado
en que embisten la clara pirotecnia
de su organdí corriente, los Perritos;
en que los Alhelíes,
ebrios de aroma, pintan su sonrisa
roja, blanca y morada
y donde las Violetas,
como cuadra a su fama,
doblan el cuello y hurtan su modestia.

__

Y yo te miro, flor, tender el vuelo
y posarte en los árboles; te miro
arder en la pasión del Flamboyán
que incendia el día de Mérida.
Y cubrir con tu velo de crepúsculo triste
la Jacaranda de Guadalajara
que inmola alfombras tenues a los pasos románticos.
Te miro, Flor de mayo, Jacalasúchili,
redimir la pobreza de tus troncos
con una geometría perfumada y perfecta;
te miro, Cempasúchil,
flor de los muertos y de los pobres,
enriquecer y resucitar a mi raza.

__

Y te aspiro, Gardenia,
Jazmín, huele de noche. Estrella de día;
Heliotropo, Azucena, Nardo;
porque eres forma, color y perfume;
porque eres, flor, la esencia de la vida,
la juventud del mundo, la belleza del aire,
la música cifrada del orbe;
porque eres frágil, breve, delicada.
y corres a la muerte que te inmola y consagra, y eterniza.

__

Lo menos que yo puedo
para darle las gracias porque existes
para alabar a Dios que te ha creado,
¡oh, flor, milagro múltiple!
Es conocer tu nombre y repetirlo
en una letanía de colores
y en una sinfonía de perfumes.

____

Salvador Novo



Reseña biográfica

Poeta mexicano nacido en 1904 y fallecido en 1974.
Realizó  estudios de Derecho en la Universidad Nacional de México, y posteriormente en la Facultad de Filosofía y Letras hizo sus estudios de Maestro en Lenguas.
Incursionó con éxito en múltiples ramas de la actividad intelectual como cronista, ensayista, dramaturgo, e historiador, cultivando brillantemente la prosa ensayística y el teatro.
Su poesía  sorprende por la modernidad de sus recursos y sus temas y es fiel reflejo de la frivolidad que el poeta encontró en la historia reciente.


viernes, 25 de noviembre de 2011

Canto de independencia



Paso a paso, mi tierra vuelve a mí. Trozo a trozo,
vuelven la claridad y el día y el centeno.
Han querido arrojar tanta luz en un pozo,
en un pozo guardado por un puño de cieno.

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Por una madrugada de gallos iracundos,
un ejército joven como las madrugadas
conquista, paso a paso, los arados profundos,
los pueblos invadidos, los hijos, las azadas.

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Soplan los toros y hacen temblar la luz del cielo:
los hombre que yo digo la aumentan y la aclaran,
hasta cuando la sombra viene a invadir el suelo
y a la sombra estos hombres que he dicho le disparan.

__

Haciendo luz la luz y luz la sombra densa,
van los padres del sol, los padres del granito,
que hacen la espiga grande, y hacen la vida inmensa
y el vientre de las madres poblado de infinito.

__

Aprende en estas vidas, aprende como aprendo:
aprende a ser un hombre bien clavado en el barro,
lo mismo que estos hombres que mueren encendiendo
la mecha, la sonrisa, la muerte y el cigarro.

__

Dejad el pie descalzo para pisar el punto
donde cayó la sangre de las mejores venas:
para besar la tierra donde recojo y junto
los huesos orgullosos de rodar sin cadenas.

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Los huesos de los que antes de entregarse al verdugo
prefieren enterrarse bajo su misma mano,
sobre la boca donde sólo habitó el mendrugo
echándose una tierra que no podrá el gusano.

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Vergüenza en tus mejillas mientras que tú no obres
como estas anchas vidas que hasta los astros llegan.
Dulce es la sangre, dulce, la sangre de los pobres,
la sangre de los pueblos con la que tantos juegan.

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Los cuervos la devoran a duros picotazos,
ávidos la reclaman los ricos con embudos:
hasta que, amargamente, se encrespa por los brazos
y ataca a quien la absorbe con aletazos rudos.

__

Hoy, mientras esta sangre recorre España entera
y apenas por sus hombres prueba el pan, prueba el beso,
vosotros, los llegados de un hambre carnicera,
como los perros mismos os disputáis un hueso.

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Sois los que nunca abrís la mano, la mirada,
el corazón, la boca, para sembrar verdades:
los que siempre pedís, los que jamás dais nada,
cosecheros que sólo sembráis oscuridades.

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¡Fuera de aquí, egoístas de retorcidas manos,
dispuestos a negar la pureza en la nieve!
Sois también invasores como los italianos,
como la dinamita que sobre España llueve.

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La vida que prorrumpe como una llamarada
comunicando al cielo su resplandor de avena,
vuestra existencia seca de cárcel encerrada
que no sabe obtener la libertad, condena.

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Blandos de peticiones y blandos de lamentos,
se mueven vuestros labios que tan sólo provoca
una voracidad brutal por los sustentos,
sucia y abierta en tanto que otros cierran la boca.

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Ellos cierran la boca como una piedra brava
y aprietan las cabezas como un siglo de puños,
cerrados, agresivos, llenos de espuma y lava,
contra aquellos que quieren robar nuestros terruños.

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Rayos de carne y hueso, carbonizan a aquellos
que atacan su pobreza, su trabajo, su casa.
Yo voy con este soplo que exige mis cabellos,
yo alimento este fuego creciente que me abrasa.

__

Escoged bien la piedra para grabar los nombres,
la eternidad, los rasgos, la vida, la figura
de la definitiva materia de estos hombres,
hasta volverla carne de siglos y hermosura.

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Escoged bien la mano y el cincel decisivo
donde de estos soldados la historia resplandezca,
porque el avance sigue de la encina al olivo
por más que el perro ladre y el cuervo se oscurezca.

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España se levanta limpia como las hojas,
limpias con el sudor del hombre y las mañanas,
y aún sonarán los nombres y las pisadas rojas
cuando el bronce no suene y el cañón eche canas.

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Miguel Hernández



Reseña biográfica

Poeta español nacido en Orihuela, Alicante, en 1910.
Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé, se inició en la poesía desde los veinte años; publicó su primer libro «Perito en lunas» en 1933 y posteriormente, los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», marcaron la experiencia amorosa del poeta.
Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte al terminar el conflicto. Antes de morir, enfermo y detenido, publica su última obra, «Cancionero y romancero de ausencias».
Falleció en 1942.