miércoles, 1 de octubre de 2008

A una fuente


Risa del monte, de las aves lira,
pompa del prado, espejo de la aurora,
alma de Abril, espíritu de Flora,
por quien la rosa y el jazmín respira;

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aunque tu curso en cuantos pasos gira
tanta jurisdicción argenta y dora,
tu claro proceder más me enamora
que lo que en ti naturaleza admira.

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¡Cuán sin engaños tus entrañas puras
dejan por transparente vidriera
las guijuelas al número patentes!

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¡Cuán sin malicia cándida murmuras!
¡Oh sencillez de aquella edad primera!
Huyes del hombre y vives en las fuentes.

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Diego Saavedra Fajardo