martes, 29 de noviembre de 2011

En lo penoso de estar enamorado



¡Qué verdadero dolor,
y qué apurado sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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¡Qué cuidados a millares!
¡Qué encuentros de pareceres!
¡Qué limitados placeres,
y qué colmados pesares!

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¡Que amor y qué desamor!
¡Qué ofensas, qué resistir!
¡Qué mentiroso vivir,
qué puro morir de amor!

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¡Qué admitidos devaneos!
¡Qué amados desabrimientos!
¡Qué atrevidos pensamientos
y qué cobardes deseos!

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¡Qué adorado disfavor!
¡Qué enmudecido sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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¡Qué negociados engaños
y qué forzosos tormentos!
¡Qué aborrecidos alientos
y qué apetecidos daños!

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¡Y qué esfuerzo y qué temor!
¡Qué no ver, qué prevenir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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¡Qué enredos, ansias, asaltos,
y qué conformes contrarios!
¡Qué cuerdos, qué temerarios!
¡Qué vida de sobresaltos!

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Y que no hay muerte mayor
que el tenerla y no morir.
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

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Francisco de Quevedo



Reseña biográfica

Escritor español, nacido en Madrid en 1580. Cultivó con abundancia tanto la prosa como la poesía y es una de las figuras más complejas e importantes del Siglo de Oro español.
En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.
Su obra literaria es inmensa y contradictoria. Hombre muy culto, amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español.
De su prolífica obra en verso, se conservan casi 900 poemas. De su prosa cabe señalar: "La vida del Buscón llamado don Pablos"; "Política de Dios y gobierno de Cristo"; "Vida de Marco Bruto"; "Los sueños" y "Los nombres de Cristo".
Entre sus poesías hay un sinnúmero de sonetos endecasílabos, pero también abunda el romance octosílabo y la redondilla. La poesía titulada "Epístola satírica y censoria..." es un alarde magistral de tercetos endecasílabos encadenados.