lunes, 31 de marzo de 2008

XV España, aparta de mí este cáliz


Niños del mundo,
si cae España -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

55

¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

55

Si cae -digo, es un decir- si cae
España, de la tierra para abajo,
niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

55

Niños,
hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquella de la trenza,
la calavera, aquella de la vida!

55

¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aun
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta; si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!…

6666

César Vallejo

domingo, 30 de marzo de 2008

Definiendo el amor y sus contrariedades


Borrasca disfrazada en la bonanza,
engañoso deleite de un sentido,
dulzura amarga, daño apetecido,
alterada quietud, vana esperanza.

55

Desapacible paz, desconfianza,
desazonado gozo, mal sufrido,
esclava libertad, triunfo abatido,
simulada traición, fácil mudanza.

55

Perenne manantial de sentimientos;
efímera aprehensión que experimenta
dolorosas delicias y escarmientos.

55

Azarosa fortuna; cruel, violenta
zozobra; sinsabor, desabrimientos,
risa en la playa y en el mar tormenta.

6666

Margarita de Hickey

sábado, 29 de marzo de 2008

El secreto


Hay en tus ojos azules
un gran secreto escondido,
y hay al mirarte, señora,
una pregunta en los míos...

55

¿Cuál es la pregunta? ¿Cuál es el secreto?
¡Yo lo sé de sobra, pero no lo digo!
Tú bien que lo sabes, pero te lo callas...

55

Digámoslo entrambos, si te place, a un mismo
tiempo y de manera que nadie lo escuche:
con los trémulos labios unidos....

6666

Amado Nervo

jueves, 27 de marzo de 2008

Hasta que se me fue no he descubierto...



Hasta que se me fue no he descubierto
todo lo que la quise;
yo creía quererla; no sabía
lo que es de amor morirse.
Era como algo mío entonces, era
costumbre..., que se dice...;
pero hoy soy suyo yo, soy de la muerte
a quien nadie resiste.

55

Al irse nació en mí... ¡no!, que en torturas
en ella nací al írseme;
lo que creí yo sueño era la vela;
he nacido al morirme.

55

Por fin ya sé quién soy... no lo sabía...
¿Lo sé? ¿Quién sabe en este mundo triste?
¿Hay quién sepa lo que es saber y entienda
lo que la nada dice?

55

Mi madre nació en mí en aquel día
que se me fue Teresa... Madre, dime
de dónde vine, adónde voy perdido,
por qué al amor me diste...

6666

Miguel de Unamuno

miércoles, 26 de marzo de 2008

Silencio


La voz, la blanca voz que me llamaba
ya apenas entre sueños la adivino.
Suena su son angélico
cada día más tímido.
Bajo el agua del lago va enterrándose,
va hundiéndose en el fondo del abismo.
Los años van tejiendo
densas capas de limo.
Ella se esfuerza por romper las ondas,
por dejar su cristal en mis oídos.
Y yo apenas la escucho
como un leve suspiro.
Más que la voz percibo ya el armónico.
Ya más que timbre es vacilante espíritu.
Me ronda, helado, mudo,
el silencio infinito.

6666

Gerardo Diego

martes, 25 de marzo de 2008

Rumor de espejos


El cuerpo en que yo vivía
nunca supo de mi cuerpo.
Nada preguntó por él
y de mí salió sin verlo.

55

Llegó a una fuente. En sus aguas
vio la flor azul del cielo:
-Di, ¿cómo te llamas, flor?...
-Nombre soy de tu silencio.

55

Nada entendió. Subió al monte
de la soledad. El viento,
se desnudaba en la cumbre
de Dios, todo su misterio.

55

-Di, viento: ¿cuál es tu nombre?...
-Nombre soy de tu silencio.
Y dos águilas volaron,
resbalando, hasta mi sueño.

55

Siguió mi cuerpo tras ellas,
olvidándose en su vuelo,
de sí mismo, y nuevamente
entró en mí, sin yo saberlo.

55

¿Y está en mí?... (Busco su nombre;
pero al buscarlo, me pierdo
dentro del mundo que trajo
mi cuerpo hasta mi silencio.)

55

«¿Lleno de ti mismo estás
y buscas nombre a tu cuerpo?»,
siento que un rumor me canta,
quebrando, en mí, dos reflejos...

55

Llamo en él y en él estoy.
Salgo de mí y en él entro...

55

¡Aún no conozco mi nombre
pero sé que lo navego!

6666

Emilio Prados

lunes, 24 de marzo de 2008

En un libro guardada está...



En el espejo mágico aparece
toda mi vida, y bajo su misterio
aquel amor lejano se florece
como un arcángel en un cautiverio.

55

Llega por un camino nunca andado,
ya no son sus verdades tenebrosas,
desgarrada la sien, triste, aromado,
llega por el camino de las rosas.

55

Vibró tan duro en contra de la suerte
aquel viejo dolor, que aún se hace nuevo,
está batido como el hierro fuerte,
tiene la gracia noble de un mancebo.

55

Reza, alma triste, en su devota huella,
los ecos de los muertos son sagrados,
como dicen que alumbran las estrellas,
alumbran los amores apagados.

55

Este amor tan lejano, ahora vestido
de sombra de la tarde, en el sendero
muestra como un arcángel, el sentido
inmortal de la vida al pasajero.

55

Yo iba perdido por la selva oscura,
sólo oía el quebrar de mi cadena,
y vi encenderse con medrosa albura,
en la selva, una luz de ánima en pena.

55

Tuve conciencia. Vi la sombra mía
negra, sobre el camino de la muerte,
y vi tu sombra blanca que decía
su oración a los tigres de mi suerte.

6666

Ramón María del Valle Inclán

domingo, 23 de marzo de 2008

Fragmentos de "Don Juan Tenorio"



Doña Inés:
Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
se arde mi corazón.
¡Ah!, me habéis dado a beber
un filtro infernal, sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos:
su vista fascinadora,
su palabra seductora,
y el amor que negó a Dios.
¡Y qué he de hacer ¡ay de mí!
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan, en poder mío
resistirte no está ya:
yo voy a ti como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame porque te adoro.

55

Don Juan:
¿Alma mía! Esa palabra
cambia de modo mi ser,
que alcanzo que puede hacer
hasta que el Edén se me abra.
No es, doña Inés, Satanás
quien pone este amor en mí;
es Dios, que quiere por ti
ganarme para Él quizás.
No, el amor que hoy se atesora
en mi corazón mortal
no es un amor terrenal
como el que sentí hasta ahora;
no es esa chispa fugaz
que cualquier ráfaga apaga;
es incendio que se traga
cuanto ve, inmenso, voraz.
Desecha, pues, tu inquietud,
bellísima doña Inés,
porque me siento a tus pies
capaz aún de la virtud.
Sí, iré mi orgullo a postrar
ante el buen Comendador,
y o habrá de darme tu amor,
o me tendrá que matar.



55

Doña Inés:
¡Don Juan de mi corazón!

55

(...)Don Juan:
Culpa mía no fue: delirio insano
me enajenó la mente acalorada.
Necesitaba víctimas mi mano
que inmolar a mi de desesperada,
y al verlos en mitad de mi camino
presa les hice allí de mi locura.
¡No fui yo, vive Dios! ¡Fue su destino!
Sabían mi destreza y mi ventura.
Oh! Arrebatado el corazón me siento
por vértigo infernal..., mi alma perdida
va cruzando el desierto de la vida
cual hoja seca que arrebata el viento.
Dudo..., temo..., vacilo..., en mi cabeza
siento arder un volcán..., muevo la planta
sin voluntad, y humilla mi grandeza
un no sé qué de grande que me espanta...
¡Jamás mi orgullo concibió que hubiere
nada más que el valor...! Que se aniquila
el alma con el cuerpo cuando muere
creí..., mas hoy mi corazón vacila.
¡Jamás creí en fantasmas...! ¡Desvaríos!
Mas del fantasma aquel, pese a mi aliento,
los pies de piedra caminando siento
por doquiera que voy, tras de los míos.
¡ Oh! Y me trae a este sitio irresistible
misterioso poder...

55

(...)Don Juan:
¿Conque hay otra vida más
y otro mundo que el de aquí?
¿Conque es verdad, ¡ay de mí!,
lo que no creí jamás?
¡Fatal verdad que me hiela
la sangre en el corazón!
Verdad que mi perdición
solamente me revela.

6666

José Zorrilla

sábado, 22 de marzo de 2008

Al oído


Déjame penetrar por este oído,
camino de mi bien el más derecho,
y, en el rincón más hondo de tu pecho,
deja que labre mi amoroso nido.

55

Feliz eternamente y escondido,
viviré de ocuparlo, y satisfecho...
¡De tantos mundos como Dios ha hecho,
este espacio no más a Dios le pido!

55

Ya no codicio fama dilatada,
ni el aplauso que sigue a la victoria,
ni la gloria de tantos codiciada...

55

Quiero cifrar mi fama en tu memoria;
quiero encontrar mi aplauso en tu mirada;
y en tus brazos de amor toda mi gloria.

6666

Margarita de Hickey

viernes, 21 de marzo de 2008

El amor de los amores



¿Cómo te llamaré para que entiendas
que me dirijo a Ti, dulce amor mío,
cuando lleguen al mundo las ofrendas
que desde oculta soledad te envío?...

55

A Ti, sin nombre para mí en la tierra,
¿cómo te llamaré con aquel nombre,
tan claro que no pueda ningún hombre
confundirlo, al cruzar por esta sierra?

55

¿Cómo sabrás que enamorada vivo
siempre de Ti, que me lamento sola
del Gévora que pasa fugitivo
mirando relucir ola tras ola?

55

Aquí estoy aguardando en una peña
a que venga el que adora el alma mía;
¿porqué no ha de venir, si es tan risueña
la gruta que formé por si venía?

55

¿Qué tristeza ha de haber donde hay zarzales
todos en flor, y acacias olorosas,
y cayendo en el agua blancas rosas,
y entre la espuma libros virginales?

55

Y ¿por qué de mi vida has de esconderte?
¿Por qué no has de venir si yo te llamo?
¡Porque quiero mirarte, quiero verte
y tengo que decirte que te amo!

55

¿Quién nos ha de mirar por estas vegas,
como vengas al pie de las encinas,
si no hay más que palomas campesinas
que están también con sus amores ciegas?

55

Pero si quieres esperar la luna,
escondida estaré en la zarza-rosa,
y si vienes con planta cautelosa,
no nos podrá seguir paloma alguna.

55

Y no temas si alguna se despierta,
que si te logro ver, de gozo muero,
y aunque después lo cante al mundo entero,
¿qué han de decir los vivos de una muerta?

6666

Carolina Coronado

jueves, 20 de marzo de 2008

La Luna es una ausencia


Y tú, ¿quién eres de la noche errante
aparición que pasas silenciosa,
cruzando los espacios ondulante
tras los vapores de la nube acuosa?

55

negra la tierra, triste el firmamento,
ciegos mis ojos sin tu luz estaban,
y suspirando entre el oscuro viento
tenebrosos espíritus vagaban.

55

yo te aguardaba, y cuando vi tus rojos
perfiles asomar con lenta calma,
como tu rayo descendió a mis ojos,
tierna alegría descendió a mi alma.

55

¿Y a mis ruegos acudes perezosa
cuando amoroso el corazón te ansía?
Ven a mí, suave luz, nocturna, hermosa
hija del cielo, ven: ¡por qué tardía!

6666

Carolina Coronado


miércoles, 19 de marzo de 2008

Definición De Amor



Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

6666

Francisco de Quevedo

lunes, 17 de marzo de 2008

Soneto XV - Si quejas y lamentos pueden tanto...



Si quejas y lamentos pueden tanto,
que enfrenaron el curso de los ríos,
y en los diversos montes y sombríos
los árboles movieron con su canto;

55

si convertieron a escuchar su llanto
los fieros tigres, y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos
bajaron a los reinos del espanto,

55

¿por qué no ablandará mi trabajosa
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un corazón conmigo endurecido?

55

Con más piedad debría ser escuchada
la voz del que se llora por perdido
que la del que perdió y llora otra cosa.

6666

Garcilaso de la Vega

viernes, 14 de marzo de 2008

La rosa del jardinero


Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente
de cristal;
era a su borde asomada,
una rosa inmaculada
de un rosal.
Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él.

55

A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.
Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así, plañidero,
receloso de su mal:

55

—Rosa la más delicada
que por mi amor cultivada
nunca fue;
rosa, la más encendida,
la más fragante y pulida
que cuidé;
blanca estrella que del cielo
curiosa del ver el suelo
resbaló;
a la que una mariposa
de mancharla temerosa
no llegó.

55

¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?

55

¿Tú no sabes que es grosero
el mundo? ¿Que es traicionero
el amor?
¿Que no se aprecia en la vida
la pura miel escondida
en la flor?
¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
virginal?
¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
infernal?
¿Quién te cuida con esmero
como el viejo jardinero
te cuidó?
¿Quién por ti sólo suspira?
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
como yo?

55

¿Quién te miente que te ama
con fe y con ternura igual?
¿Quién te llevó de la rama,
que no estás en tu rosal?

55

¿Por qué te fuiste tan pura
de otra vida a la ventura
o al dolor?
¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Qué a tu inocente deseo
soñador?
En la fuente limpia y clara
¿espejo que te copiara
no te di?
¿Los pájaros escondidos,
no cantaban en sus nidos
para ti?
¿Cuando era el aire de fuego,
no refresqué con mi riego
tu calor?
¿No te dio mi trato amigo
en las heladas abrigo
protector?
¿Quién para sí te reclama?
¿te hará bien o te hará mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?

55

Así un día y otro día,
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía
imaginando dolores,
desde aquel en que a la fuente
un caballero llegó
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.

6666

Joaquín y Serafín Álvarez Quintero

jueves, 13 de marzo de 2008

Letanía del ciego que ve



Que este celeste pan del firmamento
me alimente hasta el último suspiro.
Que estos campos tan fieros y tan puros
me sean buenos, cada día más buenos.
Que si en tiempo de estío se me encienden las manos
con cardos, con ortigas, que al llegar el invierno
los sienta como escarcha en mi tejado.

55

Que cuando me parezca que he caído,
porque me han derribado,
sólo esté arrodillándome en mi centro.
Que si alguien me golpea muy fuerte
sólo sienta la brisa del pinar, el murmullo
de la fuente serena.

55

Que si la vida es un acabar,
cual veleta, chirriando en lo más alto,
allá arriba me calme para siempre,
se disuelva mi hierro en el azul.

55

Que si alguien, de repente, vino para arrancarme
cuanto sembré y planté llorando por las nubes,
me torne en nube yo, me torne en planta,
que sean aún semillas mis dos ojos
en los ojos sin lágrimas del perro.

55

Que si hay enfermedad sirva para curarme,
sea sólo el inicio de mi renacimiento.
Que si beso y parece que el labio sabe a muerte,
amor venza a la muerte en ese beso.
Que si rindo mi mente y detengo mis pasos,
que si cierro la boca para decirte todo,
y dejo de rozar tu carne ya sembrada,
que si cierro los ojos y venzo sin luchar
(victoria en la que nada soy ni obtengo),
te tenga a ti, silencio de la cumbre,
o a ese sol abatido que es la nieve,
donde la nada es todo.

55

Que respirar en paz la música no oída
sea mi último deseo, pues sabed
que, para quien respira
en paz, ya todo el mundo
está dentro de él y en él respira.

55

Que si insiste la muerte,
que si avanza la edad, y todo y todos
a mi alrededor parecen ir marchándose deprisa,
me venza el mundo al fin en esa luz
que restalla.
Y su fuego me vaya deshaciendo como llama
de vela: con dulzura, despacio, muy despacio,
como giran arriba extasiados los planetas.

6666

Antonio Colinas

miércoles, 12 de marzo de 2008

Rima V


Espíritu sin nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.

55

Yo nado en el vacío,
del sol tiemblo en la hoguera,
palpito entre las sombras
y floto con las nieblas.

55

Yo soy el fleco de oro
de la lejana estrella,
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.

55

Yo soy la ardiente nube
que en el ocaso ondea,
yo soy del astro errante
la luminosa estela.

55

Yo soy nieve en las cumbres,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares
y espuma en las riberas.

55

En el laúd, soy nota,
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruïnas yedra.

55

Yo atrueno en el torrente
y silbo en la centella,
y ciego en el relámpago
y rujo en la tormenta.

55

Yo río en los alcores,
susurro en la alta yerba,
suspiro en la onda pura
y lloro en la hoja seca.

55

Yo ondulo con los átomos
del humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.

55

Yo, en los dorados hilos
que los insectos cuelgan
me mezclo entre los árboles
en la ardorosa siesta.

55

Yo corro tras las ninfas
que, en la corriente fresca
del cristalino arroyo,
desnudas juguetean.

55

Yo, en bosques de corales
que alfombran blancas perlas,
persigo en el océano
las náyades ligeras.

55

Yo, en las cavernas cóncavas
do el sol nunca penetra,
mezclándome a los gnomos,
contemplo sus riquezas.

55

Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.

55

Yo sigo en raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.

55

Yo sé de esas regiones
a do un rumor no llega,
y donde informes astros
de vida un soplo esperan.

55

Yo soy sobre el abismo
el puente que atraviesa,
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra,

55

Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.

55


Yo, en fin, soy ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso
de que es vaso el poeta.

6666


Gustavo Adolfo Bécquer

martes, 11 de marzo de 2008

Déjame en paz Amor tirano


Ciego que apuntas y atinas,
Caduco dios, y rapaz,
Vendado que me has vendido,
Y niño mayor de edad,
Por el alma de tu madre
—Que murió, siendo inmortal,
De envidia de mi señora—,
Que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.

55

Baste el tiempo mal gastado
Que he seguido a mi pesar
Tus inquïetas banderas,
Forajido capitán.
Perdóname, Amor, aquí,
Pues yo te perdono allá
Cuatro escudos de paciencia,
Diez de ventaja en amar.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.

55

Amadores desdichados,
Que seguís milicia tal,
Decidme, ¿qué buena guía
Podéis de un ciego sacar?
De un pájaro ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza de un rapaz?
¿Qué galardón de un desnudo?
De un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.

55

Diez años desperdicié,
Los mejores de mi edad,
En ser labrador de Amor
A costa de mi caudal.
Como aré y sembré, cogí;
Aré un alterado mar,
Sembré una estéril arena,
Cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.

55

Una torre fabriqué
Del viento en la raridad,
Mayor que la de Nembrot,
Y de confusión igual.
Gloria llamaba a la pena,
A la cárcel libertad,
Miel dulce al amargo acíbar,
Principio al fin, bien al mal.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.

6666

Luis de Góngora y Argote