Iba un día con su abueloPaseando un colegial,
Y debajo de un peral
Halló una pera en el suelo.
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Mírala, cógela, muerde,
Mas presto arroja el bocado
Que muy podrido de un lado
Estaba, y del otro verde.
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«Abuelo, ¿cómo será
Decía el chico escupiendo
Que esta pera que estoy viendo
Podrida aunque verde está?.»
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El anciano con dulzura
Dijo: «Vínole ese mal
Por caerse del peral
Sin que estuviera madura.»
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Lo propio sucede al necio
Que estando en la adolescencia
Desatiende la prudencia
De sus padres con desprecio.
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Al que en sí propio confía
Como en recurso fecundo
E ignorando lo que es inundo
Engólfase en él sin guía.
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Quien así intenta negar
La veneración debida
En el campo de la vida
Se pudre sin madurar.
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Concepción Arenal
