Ya te
hundes, sol; mis aguas se coloran
de llamaradas
por morir; ya cae
mi
corazón desenhebrado, y trae,
la
noche, filos que en el viento lloran.
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Ya en
opacas orillas se avizoran
manadas
negras; ya mi lengua atrae
betún
de muerte; y ya no se distrae
de
mí, la espina; y sombras me devoran.
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Pellejo
muerto, el sol, se tumba al cabo
como
un perro girando sobre el rabo,
la
tierra se echa a descansar, cansada.
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Mano
huesosa apaga los luceros:
Chirrían,
pedregosos sus senderos,
con
la pupila negra y descarnada.
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Alfonsina
Storni
Reseña biográfica
Nació en Capriasca, Suiza, en 1892, pero desde los cuatro años
fue llevada a Argentina, país que la acogió con su nacionalidad.
Desde muy niña empezó a trabajar como maestra, haciendo sus
primeros pinos como poetisa bajo el pseudónimo de TaoLao.
Obtuvo importantes premios literarios que la hicieron conocer
ampliamente en todos los países latinoamericanos, destacándose entre sus obras,
«Languidez», «El dulce daño» y «La inquietud del rosal».
Se quitó la vida en 1938.