sábado, 11 de abril de 2009

He querido marchame. Lo confieso...


He querido marcharme. Lo confieso.
Dejar esta tristeza sin quejidos
y buscar un dolor sin retroceso
que me peine el cabello con gemidos.

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He querido arrancarme este gran peso
de tener los dos brazos encogidos
y no saber si voy o si regreso,
porque tengo los ojos entumidos.

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Sin embargo, lo digo, me da miedo.
Hay llantos que me apuntan con el dedo
desde todos los sitios de tristeza.

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Por eso aquí me tienes, recostado,
con el dolor pequeño y arrugado
mordiéndole la punta a la pereza.

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Jorge Debravo



Reseña biográfica

Poeta costarricense oriundo de Turrialba, Cartago, en 1938.
Nacido en un hogar de muy pobres recursos, aprendió con la ayuda de su madre las primeras letras y gracias al producto de su trabajo en el campo cuando apenas era un niño, compró sus primeros libros. A los 14 años recibió una beca para terminar su primaria en un pueblo cercano.
Estudió periodismo por correspondencia e historia de las religiones, y repasó constantemente sus libros favoritos de autores como Pablo Neruda, Amado Nervo, Miguel Hernández y Whitman.
Falleció en 1967 a los 29 años en un accidente de tránsito.
A pesar de su corta vida dejó una importante obra premiada póstumamente en su país con el Premio Nacional de Poesía. Entre sus libros se destacan «Milagro abierto» en 1959, «Bestiecillas plásticas» en 1960, «Devocionario del amor sexual» en 1963, «Nosotros los hombres» en 1966, «Canciones cotidianas» en 1967 y «Los despiertos» en 1972.