Divina poesía,
tú, de la soledad habitadora,
a consultar tus cantos enseñada
con el silencio de la selva umbría;
tú, a quien la verde gruta fue morada,
y el eco de los montes compañía;
tiempo es que dejes ya la culta Europa,
que tu nativa rustiquez desama,
y dirijas el vuelo adonde te abre
el mundo de Colón su grande escena.
También propicio allí respeta el cielo
la simple verde rama
con que al valor coronas;
también allí la florecida vega,
el bosque enmarañado, el sesgo río,
colores mil a tus pinceles brinda;
y céfiro revuelto entre las rosas;
y fúlgidas estrellas
tachonan la carroza de la noche;
y el Rey del cielo, entre cortinas bellas
de nacaradas nubes, se levanta,
y la avecilla en no aprendidos tonos
con dulce pico endechas de amor canta.
__
¿Qué a ti, silvestre ninfa, son las pompas
de dorados alcázares reales?
¿A tributar también irás con ellos,
en medio de la turba cortesana,
el torpe incienso de servil lisonja?
No tal te vieron tus más bellos días
cuando en la infancia de la gente humana,
maestra de los pueblos y los reyes,
cantaste al mundo las primeras leyes.
No te detenga, ¡oh diosa!,
esta región de luz y de miseria,
en donde tu ambiciosa
rival Filosofía,
que la virtud a cálculo somete,
de los mortales te ha usurpado el culto;
donde la coronada hidra amenaza
traer de nuevo al pensamiento esclavo
la antigua noche de barbarie y crimen;
donde la libertad, vano delirio,
fe la servilidad, grandeza el fasto,
la corrupción cultura se apellida:
descuelga de la encina carcomida
tu dulce lira de oro, con que un tiempo
los prados y las flores, el susurro
de la floresta opaca, el apacible
murmurar del arroyo transparente,
las gracias atractivas
de natura inocente
a los hombres cantaste embelesados;
y sobre el vasto Atlántico tendiendo
las vigorosas alas, a otro cielo,
a otro mundo, a otras gentes te encamina,
do viste aún su primitivo traje
la tierra, al hombre sometida apenas;
y las riquezas de los climas todos,
América, del sol joven esposa,
del antiguo océano hija postrera
en su seno feraz cría y esmera.
____
Andrés Bello
tú, de la soledad habitadora,
a consultar tus cantos enseñada
con el silencio de la selva umbría;
tú, a quien la verde gruta fue morada,
y el eco de los montes compañía;
tiempo es que dejes ya la culta Europa,
que tu nativa rustiquez desama,
y dirijas el vuelo adonde te abre
el mundo de Colón su grande escena.
También propicio allí respeta el cielo
la simple verde rama
con que al valor coronas;
también allí la florecida vega,
el bosque enmarañado, el sesgo río,
colores mil a tus pinceles brinda;
y céfiro revuelto entre las rosas;
y fúlgidas estrellas
tachonan la carroza de la noche;
y el Rey del cielo, entre cortinas bellas
de nacaradas nubes, se levanta,
y la avecilla en no aprendidos tonos
con dulce pico endechas de amor canta.
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¿Qué a ti, silvestre ninfa, son las pompas
de dorados alcázares reales?
¿A tributar también irás con ellos,
en medio de la turba cortesana,
el torpe incienso de servil lisonja?
No tal te vieron tus más bellos días
cuando en la infancia de la gente humana,
maestra de los pueblos y los reyes,
cantaste al mundo las primeras leyes.
No te detenga, ¡oh diosa!,
esta región de luz y de miseria,
en donde tu ambiciosa
rival Filosofía,
que la virtud a cálculo somete,
de los mortales te ha usurpado el culto;
donde la coronada hidra amenaza
traer de nuevo al pensamiento esclavo
la antigua noche de barbarie y crimen;
donde la libertad, vano delirio,
fe la servilidad, grandeza el fasto,
la corrupción cultura se apellida:
descuelga de la encina carcomida
tu dulce lira de oro, con que un tiempo
los prados y las flores, el susurro
de la floresta opaca, el apacible
murmurar del arroyo transparente,
las gracias atractivas
de natura inocente
a los hombres cantaste embelesados;
y sobre el vasto Atlántico tendiendo
las vigorosas alas, a otro cielo,
a otro mundo, a otras gentes te encamina,
do viste aún su primitivo traje
la tierra, al hombre sometida apenas;
y las riquezas de los climas todos,
América, del sol joven esposa,
del antiguo océano hija postrera
en su seno feraz cría y esmera.
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Andrés Bello
Reseña biográfica
Poeta nacido en Caracas, Venezuela en 1781. Su formación cultural se vio influenciada por hechos como el de haber sido educado por sacerdotes, haberse relacionado con enciclopedistas y haber tenido ilustres amigos como Humboldt. De su brillante currículum se conoce que dio lecciones gratuitas de geografía a Bolívar, dos años menor que él. Fue enviado con Bolívar y López Méndez a gestionar el apoyo inglés en 1810, se quedó en Londres, donde vivió dando lecciones de latín y castellano hasta 1822, en que obtuvo el nombramiento de secretario interino de la legación de Chile, y después, el de secretario de la de Colombia; en 1829 se trasladó a Santiago de Chile, donde fue rector de la Universidad Nacional e influyó decisivamente en el desarrollo cultural del país. Este venezolano, quien tanto hizo por la educación pública en Chile, personifica las orientaciones y personificaciones de una cultura hispanoamericana independiente.Quizás el aspecto más perdurable de su personalidad es el de filólogo, en obras como "Cid", sus "Principios de Ortología" y sobre todo "Gramática Castellana", obra de sencillez revolucionaria impregnada de la intuición genial de Andrés Bello. La Real Academia Española de la Lengua lo nombró miembro honorario en 1851; Hispanoamérica lo considera un caudillo intelectual de su independencia y lo venera como maestro de las generaciones modernas hispanoamericanas. Murió en Santiago de Chile en 1865.
Poeta nacido en Caracas, Venezuela en 1781. Su formación cultural se vio influenciada por hechos como el de haber sido educado por sacerdotes, haberse relacionado con enciclopedistas y haber tenido ilustres amigos como Humboldt. De su brillante currículum se conoce que dio lecciones gratuitas de geografía a Bolívar, dos años menor que él. Fue enviado con Bolívar y López Méndez a gestionar el apoyo inglés en 1810, se quedó en Londres, donde vivió dando lecciones de latín y castellano hasta 1822, en que obtuvo el nombramiento de secretario interino de la legación de Chile, y después, el de secretario de la de Colombia; en 1829 se trasladó a Santiago de Chile, donde fue rector de la Universidad Nacional e influyó decisivamente en el desarrollo cultural del país. Este venezolano, quien tanto hizo por la educación pública en Chile, personifica las orientaciones y personificaciones de una cultura hispanoamericana independiente.Quizás el aspecto más perdurable de su personalidad es el de filólogo, en obras como "Cid", sus "Principios de Ortología" y sobre todo "Gramática Castellana", obra de sencillez revolucionaria impregnada de la intuición genial de Andrés Bello. La Real Academia Española de la Lengua lo nombró miembro honorario en 1851; Hispanoamérica lo considera un caudillo intelectual de su independencia y lo venera como maestro de las generaciones modernas hispanoamericanas. Murió en Santiago de Chile en 1865.