Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.
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-Madre, tengo miedo
del aire.
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Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.
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-Madre, quiero una
que hable.
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Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.
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-Madre, quiero un oso
que baile.
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Pandero de harina:
luna en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.
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-Madre, se me hielan
las carnes.
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Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.
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-Madre, no te oigo.
¡Tengo hambre!
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¡Uuuuuuuh…! Duerme, mi niño;
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.
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Victoriano Crémer
Reseña biográfica
Poeta español nacido en Burgos en 1906.
Residió buena parte de su vida en León donde trabajó como tipógrafo y periodista. Siendo un autodidacta sobresalió meritoriamente como poeta y crítico, colaborando en la fundación de la revista Espadaña y en varios programas radiales.
Obtuvo el Premio Boscán en 1951 y el Nacional de Poesía en 1963.
Entre sus obras se destacan: «Tacto sonoro» 1944, «Las horas perdidas» 1949, «Furia y paloma» 1956 y «El fulgor y la memoria» en 1996.
