Traspasada
por junio,
por
España y la sangre,
se
levanta mi lengua
con
clamor a llamarte.
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Campesino
que mueres,
campesino
que yaces
en la
tierra que siente
no
tragar alemanes,
no
morder italianos:
español
que te abates
con
la nuca marcada
por
un yugo infamante,
que
traicionas al pueblo
defensor
de los panes:
campesino,
despierta,
español,
que no es tarde.
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Calabozos
y hierros,
calabozos
y cárceles,
desventuras,
presidios,
atropellos
y hambres,
eso
estás defendiendo,
no
otra cosa más grande.
Perdición
de tus hijos,
maldición
de tus padres,
que
doblegas tus huesos
al
verdugo sangrante,
que
deshonras tu trigo,
que
tu tierra deshaces,
campesino,
despierta,
español,
que no es tarde.
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Retroceden
al hoyo
que
se cierra y se abre,
por
la fuerza del pueblo
forjador
de verdades,
escuadrones
del crimen,
corazones
brutales,
dictadores
del polvo,
soberanos
voraces.
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Con
la prisa del fuego,
en un
mágico avance,
un
ejército férreo
que
cosecha gigantes
los
arrastra hasta el polvo,
hasta
el polvo los barre.
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No
hay quien sitie la vida,
no
hay quien cerque la sangre
cuando
empuña sus alas
y las
clava en el aire.
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La
alegría y la fuerza
de
estos músculos parte
como
un hondo y sonoro
manantial
de volcanes.
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Vencedores
seremos,
porque
somos titanes
sonriendo
a las balas
y
gritando: ¡Adelante!
La
salud de los trigos
sólo
aquí huele y arde.
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De la
muerte y la muerte
sois:
de nadie y de nadie.
De la
vida nosotros,
del
sabor de los árboles.
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Victoriosos
saldremos
de
las fúnebres fauces,
remontándonos
libres
sobre
tantos plumajes,
dominantes
las frentes,
el
mirar dominante,
y
vosotros vencidos
como
aquellos cadáveres.
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Campesino,
despierta,
español,
que no es tarde.
A
este lado de España
esperamos
que pases,
que
tu tierra y tu cuerpo
la
invasión no se trague.
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Miguel Hernández
Reseña biográfica
Poeta español nacido en Orihuela, Alicante, en 1910.
Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor
de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé, se inició en la poesía desde los
veinte años; publicó su primer libro «Perito en lunas» en 1933 y
posteriormente, los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», marcaron la
experiencia amorosa del poeta.
Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando
republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte
al terminar el conflicto. Antes de morir, enfermo y detenido, publica su última
obra, «Cancionero y romancero de ausencias».
Falleció en 1942.