Sobre pupila azul, con sueño leve,
tu párpado cayendo amortecido
se parece a la pura y blanda nieve
que sobre las violetas reposó:
yo el sueño del placer nunca he dormido:
!Sé más feliz que yo¡
55
Se asemeja tu voz en la plegaria
al canto del zorzal de indiano suelo
que sobre la pagoda solitaria
los himnos de la tarde suspiró:
yo sólo esta oración dirijo al cielo:
¡Sé más feliz que yo!
55
Es tu aliento la esencia más fragante
de los lirios del Arno caudaloso
que brotan sobre un junco vacilante
cuando el céfiro blando los meció:
yo no gozo su aroma delicioso:
¡Sé más feliz que yo!
55
El amor, que es espíritu de fuego,
que de callada noche se aconseja
y se nutre con lágrimas y ruego,
en tus purpúreos labios se escondió:
él te guarde el placer y a mí la queja;
¡Sé más feliz que yo!
55
Bella es tu juventud en tus albores
como un campo de rosas del Oriente;
al ángel del recuerdo pedí flores
para adornar tu sien, y me las dio;
yo decía al ponerlas en tu frente:
¡Sé más feliz que yo!
55
Tu mirada vivaz es de paloma;
como la adormidera del desierto,
causas dulce embriaguez, hurí de aroma
que el cielo de topacio abandonó:
mi suerte es dura, mi destino incierto:
¡Sé más feliz que yo!
6666
Juan Arolas
tu párpado cayendo amortecido
se parece a la pura y blanda nieve
que sobre las violetas reposó:
yo el sueño del placer nunca he dormido:
!Sé más feliz que yo¡
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Se asemeja tu voz en la plegaria
al canto del zorzal de indiano suelo
que sobre la pagoda solitaria
los himnos de la tarde suspiró:
yo sólo esta oración dirijo al cielo:
¡Sé más feliz que yo!
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Es tu aliento la esencia más fragante
de los lirios del Arno caudaloso
que brotan sobre un junco vacilante
cuando el céfiro blando los meció:
yo no gozo su aroma delicioso:
¡Sé más feliz que yo!
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El amor, que es espíritu de fuego,
que de callada noche se aconseja
y se nutre con lágrimas y ruego,
en tus purpúreos labios se escondió:
él te guarde el placer y a mí la queja;
¡Sé más feliz que yo!
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Bella es tu juventud en tus albores
como un campo de rosas del Oriente;
al ángel del recuerdo pedí flores
para adornar tu sien, y me las dio;
yo decía al ponerlas en tu frente:
¡Sé más feliz que yo!
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Tu mirada vivaz es de paloma;
como la adormidera del desierto,
causas dulce embriaguez, hurí de aroma
que el cielo de topacio abandonó:
mi suerte es dura, mi destino incierto:
¡Sé más feliz que yo!
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Juan Arolas