Soy
aquel amante
que
nunca se muestra,
muda
en cada instante
mi
sombra siniestra.
__
Con
el viento llego,
y
paso con él.
Soy
rojo lostrego
del
ángel Luzbel.
__
Mi
sombra nocturna
hace
en ti guarida,
mi
larva soturna
te
goza dormida.
__
A tu
lindo ceño
llevo
la obsesión,
en tu
blanco sueño
soy la Tentación.
__
Soy
aquel amante
que
la voz no nombra,
mi
sombra va errante
en
pos de tu sombra.
__
¡Turbulenta
avispa
que
vuela en tu flor,
soy
la roja chispa
del
yunque de Thor!
__
De tu
clara frente
me
oculto en el muro,
como
la serpiente
del
enigma obscuro.
__
Soy
en tu conciencia
la
interrogación
a la
triste ciencia
del
Rey Salomón.
__
Sobre
tu blancura,
paloma
benigna,
de mi
mordedura
dejaré
el estigma.
__
El
pecado enrama
mi
testa. El laurel
del
mundo es mi llama,
soy
luz de Luzbel.
__
Mi
frente sañuda
sostiene
el abismo,
el
tiempo me muda,
y soy
siempre el mismo.
__
Cabalgo
en el viento,
con
el viento voy,
y a
tu pensamiento
mi
forma le doy.
__
Profano
lascivo
tu
virgen entraña,
soy
el negro chivo
y tu
mi montaña.
__
Apaga
mi aliento
tu
roca de luz,
está
tu cimiento
sobre
mi testuz.
__
Soy
el negro dueño
de la
abracadabra,
y
trisca en tu sueño
mi
pata de cabra.
__
Como
el enemigo,
en tu
sueño estoy,
te
gozas conmigo...
¡Soy
el que no Soy!
____
Ramón
María del Valle Inclán
Reseña biográfica
Escritor español,
nacido en Villanueva de Arosa (Pontevedra). Pasó su infancia y adolescencia en
su comarca natal y cursó la carrera de abogado en la Universidad de Compostela.
A los veinte años se trasladó a México, de donde regresó poco después. En 1895
inició en Madrid sus tareas literarias con cuentos y artículos, publicados en
la prensa, que permitían vislumbrar al futuro maestro. Recorrió gran parte de
América del Sur y de 1914-18 vivió en Francia.
Representa, frente
a la línea de la Generación
del 98 propiamente dicha -Unamuno, Azorín, Antonio Machado...- una tendencia
más esteticista y complacida en efectos de lenguaje y forma -es decir, lo que
se ha llamado en literatura "modernismo"-. No se trata, sin embargo,
de un vacío estilismo; en el trabajo de taracea de Valle Inclán, e incluso en
su curiosa y extravagante personalidad, rodeada por él mismo de fabulosos
embustes, había un designio moral en la búsqueda de refinada perfección,
siquiera en el arte.
Murió en Santiago de Compostela en 1936.