sábado, 11 de mayo de 2013

El té y la salvia



El té, viniendo del imperio chino,
se encontró con la salvia en el camino.
Ella le dijo: «¿Adónde vas, compadre?»
«A Europa voy, comadre,
donde sé que me compran a buen precio».
«Yo», respondió la salvia, «voy a China,
que allá con sumo aprecio
me reciben por gusto y medicina.
En Europa me tratan de salvaje,
y jamás he podido hacer fortuna.
Anda con Dios. No perderás el viaje,
pues no hay nación alguna
que a todo lo extranjero
no dé con gusto aplausos y dinero».
La salvia me perdone,
que al comercio su máxima se opone.
Si hablase del comercio literario,
yo no defendería lo contrario,
porque en él para algunos es un vicio
lo que es en general un beneficio;
y español que tal vez recitaría
quinientos versos de Boileau y el Tasso,
puede ser que no sepa todavía
en qué lenguas los hizo Garcilaso.

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Tomás de Iriarte



Reseña biográfica

Escritor español nacido en Puerto de la Cruz, 1750. Fue junto con Félix María de Samaniego uno de los fabulistas más importantes del siglo XVIII. Sobrino del académico Juan de Iriarte, a los trece años se trasladó a Madrid para vivir con su tío, lo que le permitió adquirir una sólida educación. Sucedió a su pariente como traductor de la Secretaría de Estado y ocupó el cargo de archivero del Consejo de Guerra.
Murió en Madrid, en 1791.