martes, 16 de noviembre de 2010

Nunca de amor estuve... (Soneto XXIX)


Nunca de amor estuve tan contento,
que en su loor mis versos ocupase:
ni a nadie aconsejé que se engañase
buscando en el amor contentamiento.

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Esto siempre juzgó mi entendimiento,
que deste mal todo hombre se guardase;
y así porque esta ley se conservase,
holgué de ser a todos escarmiento.

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¡Oh! Vosotros que andáis tras mis escritos,
gustando de leer tormentos tristes,
según que por amar son infinitos;

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mis versos son deciros: «¡Oh! Benditos
los que de Dios tan gran merced hubiste,
que del poder de amor fuésedes quitos».

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Juan Boscán

Reseña biográfica

Poeta español, nacido en Barcelona en 1487 el seno de una familia catalana de letrados y mercaderes, sirvió en las cortes de Fernando el Católico y Carlos I desde 1514, y fue preceptor del duque de Alba. En 1539 abandonó la corte y se estableció en Barcelona, y ese mismo año contrajo matrimonio con Ana Girón de Rebolledo; su casa se convirtió en un centro de tertulia literaria.
A Juan Boscán se le debe la introducción en la lírica castellana de la métrica y la versificación italianas. La idea se la sugirió el embajador veneciano Andrés Navaggiero, durante una conversación en Granada, y contó enseguida con la aprobación de Garcilaso de la Vega, amigo de Boscán.
Las composiciones de ambos, que aparecieron conjuntamente en 1543, en tres volúmenes, muestran la evolución de la versificación castellana del primer libro de poemas a la ya definitiva adopción de la métrica italiana en las poesías del segundo libro, precedido por la carta a la duquesa de Somma, en la que expone y justifica su elección y que constituye un auténtico tratado de poética renacentista.
Murió en su tierra natal en 1542.