jueves, 11 de abril de 2013

Corría un manso arroyuelo...



Corría un manso arroyuelo
entre dos valles al alba,
que sobre prendas de aljófar
le prestaban esmeraldas.

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Las blancas y rojas flores
que por las márgenes baña,
dos veces eran narcisos
en el espejo del agua.

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Ya se volvía el aurora,
y en los prados imitaban
celosos lirios sus ojos,
jazmines sus manos blancas.

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Las rosas en verdes lazos
vestidas de blanco y nácar,
con hermosura de un día
daban envidia y venganza.

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Ya no bajaban las aves
al agua, porque pensaban,
como daba el sol en ella,
que eran pedazos de plata.

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En esta sazón Lisardo
salía de su cabaña,
¿quién pensara que a estar triste,
donde todos se alegraban?

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Por las mal enjutas sendas
delante el ganado baja,
que a un mismo tiempo paciendo,
come yelo y bebe escarcha.

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Por otra parte venía
de sus tristezas la causa,
hermosa como ella misma,
pues ella sola se iguala.

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Leyendo viene una letra
que a sus estrellas con alma
compuso Lisardo un día,
con más amor que esperanza.

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Vióle admirado de verla,
y de unas cintas moradas,
para matalle a lisonjas,
el instrumento desata.

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Y por dos hilos de perlas,
que dos claveles guardaban,
dio la voz al manso viento
y repitió las palabras:

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«Madre, unos ojuelos vi,
verdes, alegres y bellos.
¡Ay, que me muero por ellos,
y ellos se burlan de mí!

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»Las dos niñas de sus cielos
han hecho tanta mudanza,
que la color de esperanza
se me ha convertido en celos.

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»Yo pienso, madre, que vi
mi vida y mi muerte en ellos.
¡Ay… !

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»¿Quién pensara que el color
de tal suerte me engañara?
Pero ¿quién no lo pensara
como no tuviera amor?

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»Madre, en ellos me perdí,
y es fuerza buscarme en ellos.
¡Ay, que… !»

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Lope de Vega



Reseña biográfica

Félix Lope de Vega y Carpio, poeta, dramaturgo y narrador español, nacido en Madrid en 1562, y muerto en su ciudad natal en 1635. Conocido, por la amplitud y calidad de su obra, como "el Fénix de los Ingenios", su aportación a la escena española, materializada en lo que él denominó el Arte Nuevo de hacer Comedias, supuso la mayor renovación jamás habida en el teatro español de todos los tiempos. Unido ello a las elevadísimas cotas líricas a las que se remonta su poesía, no es de extrañar que toda su obra -aderezada por los novelescos vaivenes sentimentales de su vida- haya dejado una estela indeleble en el variado panorama de las letras hispánicas.