viernes, 12 de abril de 2013

La lágrima



Cuando el amor o la amistad debieran
A la ternura despertar el alma,
Y ésta debiera aparecer sincera
En la mirada,
Podrán los labios engañar fingiendo
Una sonrisa seductora y falsa;
Pero la prueba de emoción se muestra
En una lágrima.

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Una sonrisa puede ser a veces
Un artificio que el temor disfraza;
Con ella puede revestirse el odio
Que nos engaña;
Mas yo prefiero para mí un suspiro
Cuando los ojos, expresión del alma,
Por un momento miro obscurecerse
Con una lágrima.

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El hombre surca el ignorado Océano
Con el soplo del viento que lo arrastra,
En medio de las olas bramadoras que se levantan;
Se inclina...
Y en las olas procelosas
Que amenazantes a su nave avanzan,
Mira el abismo, y sus aguas turbias
Mezcla una lágrima.

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En la carrera de la noble gloria,
El valeroso capitán se afana
Por ganar con su muerte una corona
En las batallas;
Pero levanta al que postró en el suelo
Y sus heridas compasivo baña,
Una por una, en el sangriento campo,
Con una lágrima.

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Y cuando vuelve, henchido de ese orgullo
Que hace latir el pecho que avasalla;
Cuando teñida en enemiga sangre
Cuelga su espada,
La recompensan todas sus fatigas
Al abrazar a su consorte amada
Y al darle un beso en sus mejillas húmedas
Con una lágrima.

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Dulce mansión de mi niñez perdida,
Donde la franqueza y la amistad gozaba;
Donde en medio de amor vi deslizarse
Las horas rápidas;
Yo te dejé con un hondo sentimiento,
Volví hacia ti mis últimas miradas,
Y apenas puede percibir tus torres
Tras una lágrima.

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Aunque no puedo repetir, como antes,
Mi juramento a mi María cara,
A la que fuera para mí otro tiempo
Fuego del alma,
Tengo presentes los felices días
En que, niños aún, tanto me amaba,
Cuando ella contestaba a mis promesas
Con una lágrima.

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¿En otros brazos puede ser dichosa?
¿Tiene el recuerdo de su edad pasada?
Mi corazón respetará ese nombre
Que tanto amaba.
Y dije adiós a mi esperanza loca,
Con una lágrima.

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Cuando al imperio de la eterna noche
Tome su vuelo para siempre mi alma;
Cuando mi cuerpo exánime repose
Bajo una lápida,
Si por ventura os acercáis un día
Donde mi triste sepultura se halla,
Humedeced siquiera mis cenizas
Con una lágrima.

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Yo no apetezco mármol..., monumento
Que la ambición la vanidad levanta;
Manto suntuoso con que el necio orgullo
Cubre su nada;
No darán sus emblemas a mi nombre
El falso orgullo ni la gloria vana;
Lo que yo quiero, lo que pido sólo,
Es una lágrima.

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Lord Byron



Reseña biográfica

Poeta inglés nacido en Londres en 1788.
Estudió en el colegio Harrow y en la Universidad de Cambridge.
En 1798 heredó de su tío abuelo el titulo de Barón y en 1809 ocupó un escaño en la Cámara de los Lores.
Su primera colección de poemas se publicó en 1807 con el nombre de "Horas de ocio", seguida por "Bardos ingleses y críticos escoceses" en 1809 como réplica a las críticas que recibía. Viajó durante dos años por España, Portugal y Grecia y a su regresó publicó en 1812 los primeros cantos de "Childe Harold", poema que lo llevó a la fama convirtiéndolo en uno de los escritores más versátiles e importantes del romanticismo.
A raíz de su separación matrimonial y de los rumores de la relación incestuosa con su hermanastra, abandonó para siempre a Inglaterra en 1816, estableciendo su residencia en Venecia y Pisa.
"Don Juan", considerada su mejor obra poética, fue publicada en 1823.
   En enero de 1824 por su apoya a los griegos en la lucha contra los turcos fue nombrado Comandante en jefe. Falleció tres meses después.