Por
un agua de hastío voy moviendo estos remos,
que
pasan tanto al irme y tan poco al volver;
pero
quizá un día no nos separaremos,
mujer
mía y ajena, como el amanecer.
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No
importa que me quede ni importa que me vaya,
mientras
pasan las nubes sin dejar de pasar,
porque
tu corazón es igual que una playa,
que,
pudiendo ser tierra, nunca llega a ser mar.
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Tu
amor nunca responde cuando mi amor te nombra;
tu
amor, que sin ser mío, tantas veces perdí;
y yo
empuño los remos y viajo hacia las sombras,
pues
todo se hace sombra si estoy lejos de ti.
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Filibustero
loco tras el botín de un beso,
viajo
por aguas tristes que me entristecen más;
pero
tu amor es siempre camino de regreso,
mujer
que nunca llegas y que nunca te vas.
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Tu
amor es un remoto país desconocido,
más
allá del mañana, más allá del ayer;
y ya
sólo recuerdo las veces que me he ido
recordando
las veces que tuve que volver.
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Hay
virtudes tan tristes, que es mejor ser culpable,
y más
si es una culpa de amor amarte así;
pero,
si en nuestras vidas hay algo inevitable,
inevitable
tú serás para mí.
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Ya me
duelen las manos de remar en mi hastío;
pero
yo sé que un día dejaré de remar,
y he
de mirar el mundo como si fuera mío,
y
romperé los remos en la orilla del mar…
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José Ángel Buesa
Reseña biográfica
Poeta cubano nacido en Cienfuegos en 1910 y fallecido en el
exilio, en Santo Domingo cuando tenía 82 años.
Publicó su primer libro de poesías a los 22 años de edad, y
continuó con una producción constante que se difundió ampliamente por todos los
países de habla hispana. Entre sus libros más conocidos, se cuentan «La Fuga de las Horas», «Oasis»,
y «Poeta Enamorado».