viernes, 30 de noviembre de 2012

Estrofas para música. Ninguna de las hijas de la belleza...



Ninguna de las hijas de la belleza
Tiene la magia que tú tienes;
Y es para mí tu dulce voz
Como música en el agua:
Como si su sonido hiciera
Detenerse al encantado océano,
Resplandecen las olas en su quietud
Y parecen soñar los sosegados vientos.

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Y la luna de la medianoche teje
Sobre el mar su brillante cadena;
Su pecho palpita suavemente
Como un niño dormido:
Así el espíritu se inclina ante ti,
Para escucharte, para adorarte;
Con la emoción suave y profunda
De las olas de un mar de Verano.

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Lord Byron



Reseña biográfica

Poeta inglés nacido en Londres en 1788.
Estudió en el colegio Harrow y en la Universidad de Cambridge.
En 1798 heredó de su tío abuelo el titulo de Barón y en 1809 ocupó un escaño en la Cámara de los Lores.
Su primera colección de poemas se publicó en 1807 con el nombre de "Horas de ocio", seguida por "Bardos ingleses y críticos escoceses" en 1809 como réplica a las críticas que recibía. Viajó durante dos años por España, Portugal y Grecia y a su regresó publicó en 1812 los primeros cantos de "Childe Harold", poema que lo llevó a la fama convirtiéndolo en uno de los escritores más versátiles e importantes del romanticismo.
A raíz de su separación matrimonial y de los rumores de la relación incestuosa con su hermanastra, abandonó para siempre a Inglaterra en 1816, estableciendo su residencia en Venecia y Pisa.
"Don Juan", considerada su mejor obra poética, fue publicada en 1823.
   En enero de 1824 por su apoya a los griegos en la lucha contra los turcos fue nombrado Comandante en jefe. Falleció tres meses después.



jueves, 29 de noviembre de 2012

Vida



Yo no sé ya si soy, ni sé si era
el hombre que no amaba, ni si he sido
sin amor, como un muerto que ha vivido
esperando nacer cuando se muera.

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No sé si estaba en mí, si estaba fuera,
ni de dónde ni cómo me ha venido,
pero sé que está aquí, que me ha nacido
la muerte de vivir porque te quiera.

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Oh muerte en el amor, oh vida nueva,
oh moribunda flor definitiva
que el ritmo de mi pulso me comprueba.

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Oh vida de esta muerte decisiva
que yo sé que me arrastra, que me lleva,
que llevaré esta muerte mientras viva.

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Javier de Bengoechea



Reseña biográfica

Poeta español nacido en Bilbao en 1919.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, ha dedicado gran parte de su vida a la literatura destacándose como crítico de arte y de teatro en la prensa y revistas destacadas de su país.
Obtuvo inicialmente el accésit del Premio Adonais en 1950 y luego el mismo premio en el año de 1955.
De su obra poética se destacan: «Habitada claridad» en 1951, «Hombre en forma de Elegía» en 1956 y «Fiesta nacional» en 1959.



La flor del aire



Yo la encontré por mi destino,
de pie a mitad de la pradera,
gobernadora del que pase,
del que le hable y que la vea.
Y ella me dijo: “Sube al monte.
Yo nunca dejo la pradera,
y me cortas las flores blancas
como nieves, duras y tiernas”.
Me subí a la ácida montaña,
busqué las flores donde albean,
entre las rocas existiendo
medio dormidas y despiertas.
Cuando bajé, con carga mía,
la hallé a mitad de la pradera,
y fui cubriéndola frenética,
con un torrente de azucenas.
Y sin mirarse la blancura,
ella me dijo: “Tú acarrea
ahora sólo flores rojas.
Yo no puedo pasar la pradera”.
Trepé las penas con el venado,
y busqué flores de demencia,
las que rojean y parecen
que de rojez vivan y mueran.

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Gabriela Mistral



Reseña biográfica

Poeta chilena nacida en Vicuña pequeña localidad del centro norte de Chile en 1889, y fallecida en Nueva York en 1957.
Aunque su nombre real fue Lucila Godoy Alcayaga, adoptó su pseudónimo inspirada en la obra de Gabriel D'Annunzio y Fréderic Mistral. Su labor literaria comenzó a reconocerse en 1914 al resultar ganadora de unos Juegos Florales. En 1922 fue publicada su primera obra y desde entonces viajó por numerosos países de América y Europa.
Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1945 como un justo reconocimiento no sólo de su producción poética, sino de la labor literaria y social de una   mujer que había dedicado su vida a la difusión de la cultura y a la lucha por la justicia social y los derechos humanos.



martes, 27 de noviembre de 2012

Cena



En Ronda, donde resido,
vive don Diego de Sosa,
y diréte, Inés, la cosa
más brava dél que has oído.

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Tenía este caballero
un criado portugués,
pero cenemos, Inés,
si te parece, primero.

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La mesa tenemos puesta;
lo que se ha de cenar, junto;
y el vino y tazas y a punto:
falta comenzar la fiesta.

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Rebana pan. Bueno está.
La ensaladilla es del cielo
y el salpicón, con su ajuelo,
¿no miras qué tufo da?

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Esto, Inés, ello se alaba;
no es menester alaballo;
sola una falta le hallo:
que con la priesa se acaba.

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Echa vino, y por tu vida,
que le des tu bendición:
yo tengo por devoción
de santiguar la bebida.

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Bueno fue, Inés, ese toque;
franco fue, mas yo, ¿qué hago?
Vale un florín cada trago
de este vinillo aloque.

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La taberna de la esquina
lo suele a veces vender;
grande consuelo es tener
la taberna por vecina.

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Echa otra vez, serán dos,
ya que la cosa va rota.
¡Quién dél tuviere una bota
para más servir a Dios!

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La ensalada y salpicón
hizo fin; ¿qué viene agora?
La morcilla, ¡oh, gran señora,
digna de veneración!

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¡Qué oronda viene y qué bella!
¡Qué bizarro garbo tiene!
Yo sospecho, Inés, que viene
para que demos en ella.

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Pues, ¡sus!, encójase y entre,
que es algo angosto el camino.
No eches agua, Inés, al vino,
no se escandalice el vientre.

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Ande apriesa el trasaniejo,
porque con más gusto comas;
Dios te guarde, que así tomas,
como sabia, el buen consejo.

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Mas di: ¿no adoras y precias
la morcilla ilustre y rica?
¡Cómo la traidora pica!
Tal debe de estar de especias.

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¡Qué llena está de piñones!
Morcilla de cortesanos
y asada por esas manos
hechas a cebar lechones.

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Vive Dios, que se podía
poner al lado del Rey,
al fin, puerco a toda ley,
que hinche tripa vacía.

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Probemos lo del pichel,
alto licor celestial:
no es el aloquillo tal,
ni tiene que ver con él.

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¡Qué suavidad! ¡Qué clareza!
¡Qué cuerpo rancio y olor!
¡Qué paladar! ¡Qué color,
todo con tanta fineza!

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El corazón me revienta
de placer y a ti te veo
cómo te va. Yo, por mí,
que debes de estar contenta.

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Mas el queso sale a plaza,
la moradilla va entrando,
y ambos vienen preguntando
por el pichel y la taza.

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Prueba el queso, que es extremo:
el de Pinto no le iguala;
y la aceituna no es mala:
bien puede bogar su remo.

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Pues haz, Inés, lo que sueles;
daca de la bota llena.
Bebamos. Hecha es la cena,
levántense los manteles.

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Ya, Inés, que habemos cenado
tan bien y con tanto gusto,
parece que será justo
volver al cuento pasado.

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Pues sabrás, Inés hermana,
que el portugués cayó enfermo…
Las once dan; yo me duermo;
quédese para mañana.

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Baltasar de Alcázar



Reseña biográfica

Poeta español nacido en Sevilla, en 1530 o 1531, de una familia de las más distinguidas.
En su juventud militó bajo las banderas de don Álvaro de Bazán, donde ganó gloria.
Sin embargo, los cuidados de la guerra no le impidieron el cultivo de las artes de la paz, y cultivó con ahínco los clásicos latinos, especialmente a Marcial, cuya ligera ironía debió agradarle mucho, pues si bien no se puede decir que la imita, no deja de notarse la influencia que aquel príncipe de las latinidades tuvo sobre él.
En la corte de Felipe IV brilló mucho, pues era hermano del sumiller de cortina de S. M.
Si sus poesías amenas y muy bien hechas no bastasen para su inmortalidad, le bastaría el haber sido el primer protector de Velázquez, a quien se lo recomendaba el suegro del autor de Las Meninas: Fue él quien por medio de su hermano lo hizo conocer por el Conde Duque y recomendar al rey.
La amistad del pintor Pacheco con Baltasar de Alcázar era ante todo literaria: Pacheco, que no había casi salido de Sevilla, estaba en relación con casi todos los ingenios de aquel tiempo, y tenía en Sevilla una suerte de academia en su estudio de pintor, a la cual solían asistir Góngora, Quevedo, Baltazar de Alcázar, etc. Pacheco no era mal prosador, y el gran don Francisco de Quevedo, le concedió beligerancia y sostuvo con él una larga polémica por medio de la imprenta, sobre asuntos puramente literarios o filosóficos, y que en nada afectó a la amistad que ambos contendientes se tenían.
Murió en 1606.



lunes, 26 de noviembre de 2012

Por esa puerta…



Por esa puerta huyó diciendo :«¡nunca!».
Por esa puerta ha de volver un día …
Al cerrar esa puerta dejo trunca
la hebra de oro de la esperanza mía.
Por esa puerta ha de volver un día.
Cada vez que el impulso de la brisa,
como una mano débil indecisa,
levemente sacude la vidriera,
palpita más aprisa, más aprisa,
mi corazón cobarde que la espera.
Desde mi mesa de trabajo veo
la puerta con que sueñan mis antojos
y acecha agazapando mi deseo
en el trémulo fondo de mis ojos.
¿Por cuánto tiempo, solitario, esquivo,
he de aguardar con la mirada incierta
a que Dios me devuelva compasivo
a la mujer que huyó por esa puerta?
¿Cuándo habrán de temblar esos cristales
empujados por sus manos ducales,
y, con su beso ha de llegar a ellas,
cual me llega en las noches invernales
el ósculo piadoso de una estrella?
¡Oh Señor!, ya la pálida está alerta;
¡oh Señor, cae la tarde ya en mi vía
y se congela mi esperanza yerta!
¡Oh, Señor, haz que se abra al fin la puerta
y entre por ella la adorada mía!
¡Por esa puerta ha de volver un día!

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Amado Nervo



Reseña biográfica

Poeta mexicano nacido en Tepic, Nayarit en 1870.
En su juventud quiso ser clérigo, pero muy pronto se vio atraído por los variados estímulos de la vida, los viajes, los amores y la misma poesía. Su iniciación estética fue marcada por el influjo de Gutiérrez Nájera y de los grupos que se congregaban alrededor de «La revista azul» y «Revista moderna», en cuyas páginas se desbordaba todo el ímpetu del modernismo americano.
Entre el conjunto de su creación, se destacan sus libros «Serenidad» «Elevación», «Plenitud» y «La amada inmóvil».
Falleció en Montevideo, Uruguay en 1919.



domingo, 25 de noviembre de 2012

El fuego calcina nuestras carnes



Este brazo de fuego
quemaba mi costado
recubierto de brotes
plenos de savia verde
cuando tu cabellera
fue de piedra en el viento
y mis sueños se abrían
en pétalos de carne.

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Estos aires de fuego
derretirán la nieve
lejana de los polos
al cuajar en el árbol
nuestros dos corazones.

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José María Hinojosa



   Reseña biográfica

Poeta español nacido en Málaga en 1904.
Perteneciente a una rica familia de hacendados, mostró desde muy temprano su inclinación por las letras y la política, cursando con brillantez sus estudios de Derecho en la ciudad de Granada donde se licenció años más tarde.
Atraído por las tendencias surrealistas, viajó a Francia en 1925 trabando amistad con la joven generación de pintores y escritores de su época. A su regreso a España conformó el grupo de poetas de la Generación del 27 colaborando activamente en revistas y movimientos de inclinación derechista.
En los comienzos de la guerra civil fue asesinado en Málaga por las milicias revolucionarias.
"Poema del campo", "Poesía de perfil" y "La rosa de los vientos", son sus obras más significativas.