lunes, 19 de noviembre de 2012

Río Duero, río Duero...



Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

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Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

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Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

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Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

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Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

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Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada

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sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.

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Gerardo Diego



Reseña biográfica

Poeta español nacido en Santander en 1896. 
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Deusto y posteriormente en las de Salamanca y Madrid, donde se doctoró. Fue catedrático de Lengua y Literatura en el Instituto de Soria, y sucesivamente enseñó la misma asignatura en los Institutos de Gijón, Santander y Madrid. Participó con Juan Larrea y Vicente Huidobro en el movimiento creacionista.
Obtuvo el Premio Cervantes de Literatura y fue miembro de la Real Academia de la Lengua hasta su muerte en 1987.
Su obra se inició en 1920 con «El romancero de la Novia», y continuó con numerosas publicaciones entre las que se destacan,  «Manual de Espumas» 1924, «Poemas Adrede» 1932, «Ángeles de Compostela» 1940, «Amor solo» 1958, «Nocturnos de Chopin» 1962, «La Fundación del Querer» 1970 y «Carmen Jubilar» 1973.