El
metal animado,
a
quien mano atrevida, industrïosa,
secretamente
ha dado
vida
aparente en máquina preciosa,
organizando
atento
sonora
voz a docto movimiento;
en
quien, desconocido
espíritu
secreto, brevemente
en un
orbe ceñido,
muestra
el camino de la luz ardiente,
y con
rueda importuna
los
trabajos del sol y de la luna,
y
entre ocasos y auroras
las
peregrinaciones de las horas;
máquina
en que el artífice, que pudo
contar
pasos al sol, horas al día,
mostró
más providencia que osadía,
fabricando
en metal disimuladas
advertencias
sonoras repetidas,
pocas
veces creídas,
muchas
veces contadas;
tú,
que estás muy preciado
de
tener el más cierto, el más limado,
con
diferente oído,
atiende
a su intención y a su sonido.
La
hora irrevocable que dio, llora;
prevén
la que ha de dar; y la que cuentas,
lógrala
bien, que en una misma hora
te
creces y te ausentas.
Si le
llevas curioso,
atiéndele
prudente,
que
los blasones de la edad desmiente;
y en
traje de reloj llevas contigo,
del
mayor enemigo,
espía
desvelada y elegante,
a ti
tan semejante,
que,
presumiendo de abreviar ligera
la
vida al sol, al cielo la carrera,
fundas
toda esta máquina admirada
en
una cuerda enferma y delicada,
que,
como la salud en el más sano,
se
gasta con sus ruedas y su mano.
Estima
sus recuerdos,
teme
sus desengaños,
pues
ejecuta plazos de los años,
y en
él te da secreto,
a
cada sol que pasa, a cada rayo,
la
muerte un contador, el tiempo un ayo.
____
Francisco
de Quevedo
Reseña biográfica
Escritor español, nacido en Madrid en 1580. Cultivó con
abundancia tanto la prosa como la poesía y es una de las figuras más complejas
e importantes del Siglo de Oro español.
En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de
los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa
universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de
Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.
Su obra literaria es inmensa y contradictoria. Hombre muy culto,
amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más
brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica
de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad
intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español.
De su prolífica obra en verso, se conservan casi 900 poemas. De
su prosa cabe señalar: "La vida del Buscón llamado don Pablos";
"Política de Dios y gobierno de Cristo"; "Vida de Marco
Bruto"; "Los sueños" y "Los nombres de Cristo".
Entre sus poesías hay un sinnúmero de sonetos endecasílabos,
pero también abunda el romance octosílabo y la redondilla. La poesía titulada
"Epístola satírica y censoria..." es un alarde magistral de tercetos
endecasílabos encadenados.