Creo
en mi corazón, ramo de aromas
que
mi Señor como una fronda agita,
perfumando
de amor toda la vida
y
haciéndola bendita.
Creo
en mi corazón, el que no pide
nada
porque es capaz del sumo ensueño
y
abraza en el ensueño lo creado:
¡inmenso
dueño!
Creo
en mi corazón, que cuando canta
hunde
en el Dios profundo el franco herido,
para subir
de la piscina viva
recién
nacido.
Creo
en mi corazón, el que tremola
porque
lo hizo el que turbó los mares,
y en
el que da la Vida
orquestaciones
como
de pleamares.
Creo
en mi corazón, el que yo exprimo
para
teñir el lienzo de la vida
de
rojez o palor y que le ha hecho
veste
encendida.
Creo
en mi corazón, el que en la siembra
por
el surco sin fin fue acrecentando.
Creo
en mi corazón, siempre vertido,
pero
nunca vaciado.
Creo
en mi corazón, en que el gusano
no ha
de morder, pues mellará a la muerte;
creo
en mi corazón, el reclinado
en el
pecho de Dios terrible y fuerte.
____
Gabriela
Mistral
Reseña biográfica
Poeta chilena nacida
en Vicuña pequeña localidad del centro norte de Chile en 1889, y fallecida en
Nueva York en 1957.
Aunque su nombre real
fue Lucila Godoy Alcayaga, adoptó su pseudónimo inspirada en la obra de Gabriel
D'Annunzio y Fréderic Mistral. Su labor literaria comenzó a reconocerse en 1914
al resultar ganadora de unos Juegos Florales. En 1922 fue publicada su primera
obra y desde entonces viajó por numerosos países de América y Europa.
Obtuvo el
Premio Nobel de Literatura en 1945 como un justo reconocimiento no sólo de su
producción poética, sino de la labor literaria y social de una mujer que había dedicado su vida a la
difusión de la cultura y a la lucha por la justicia social y los derechos
humanos.