A
tres leguas de un puerto bullente
que a
desbordes y grescas anima,
y al
que un tiempo la gloria y el clima
adornan
de palmas la frente,
hay
un agrio breñal, y en la cima
de un
alcor un casucho acubado,
que
de lejos diviso a menudo,
y
riéndose apoya un costado
en el
tronco de un mango copudo.
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Distante,
la choza resulta montera
con
borla y al sesgo sobre una mollera.
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El
sitio es ingrato, por fétido y hosco.
El
cardón, el nopal y la ortiga
prosperan;
y el aire trasciende a boñiga,
a
marisco y a cieno; y el mosco
pulula
y hostiga.
__
La
flora es enérgica para
que
indemne y pujante soporte
la
furia del soplo del Norte,
que
de octubre a febrero no es rara,
y la
pródiga lumbre febea,
que
de marzo a septiembre caldea.
__
El
Oriente se inflama y colora,
como
un ópalo inmenso en un lampo,
y difunde
sus tintes de aurora
por
piélago y campo.
y en
la magia que irisa y corusca,
una
perla de plata se ofusca. (…)
__
Y a
la puerta del viejo bohío
que
oblicuando su ruina en la loma
se
recuesta en el árbol sombrío,
una
rústica grácil asoma,
como
una paloma.
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¡Infantil
por edad y estatura,
sorprende
ostentando sazón prematura;
elásticos
bultos de tetas opimas;
y a
juzgar por la equívoca traza,
no
semeja sino una rapaza
que
reserva en el seno dos limas!
__
Blondo
y grifo e inculto el cabello,
y los
labios turgentes y rojos,
y de
tórtola el garbo del cuello,
y el
azul de zafiro en los ojos.
Dientes
albos, parejos, enanos,
que
apagado coral prende y liga,
que
recuerdan, en curvas de granos,
el
maíz cuando tierno en la espiga.
La
nariz es impura, y atesta
una
carne sensual e impetuosa;
y en
la faz, a rigores expuesta,
la
nieve da en ámbar, la púrpura en rosa,
y el
júbilo es gracia sin velo,
y en
cada carrillo produce un hoyuelo.
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La
payita se llama Sidonia;
llegó
a México en una barriga:
en el
vientre de infecta mendiga
que,
del fango sacada en Bolonia,
formó
parte de cierta colonia,
y
acabó de miseria y fatiga. (…)
__
(…)
La luz torna las aguas espejos;
y en
el mar sin arrugas ni ruidos
reverbera
con tales reflejos,
que
ciega, causando vahídos.
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El
ambiente sofoca y escalda;
y
encendida y sudando, la chica
se
despega y sacude la falda,
y así
se abanica.
__
Los
guiñapos revuelan en hondas…
La
grey pace y trisca y holgando se tarda…
Y al
amparo de umbráticas frondas
la
palurda se acoge y resguarda.
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Y un
borrego con gran cornamenta
y
pardos mechones de lana mugrienta,
y una
oveja con bucles de armiño
-la
mejor en figura y aliño-
se
copulan con ansia que tienta.
__
La zagala
se turba y empina…
Y
alocada en la fiebre del celo,
lanza
un grito de gusto y de anhelo…
¡Un
cambujo patán se avecina!
__
Y en
la excelsa y magnífica fiesta,
y
cual mácula errante y funesta,
un
vil zopilote resbala
tendido
e inmóvil el ala.
____
José Emilio Pacheco
Reseña biográfica
Poeta y ensayista
mexicano nacido en Ciudad de México en 1939.
Empezó a brillar
desde muy joven en el panorama cultural mexicano, gracias a su dominio de las
formas clásicas y modernas y al enfoque universal de su poesía.
Además de poeta y
prosista se ha consagrado también como eximio traductor, trabajando como
director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y
suplementos culturales. Ha sido docente universitario e investigador al
servicio de entidades gubernamentales.
Entre sus
galardones se cuentan: Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de Periodismo
Literario, Premio Xavier Villaurrutia, Premio Magda Donato, Premio José
Asunción Silva en 1996,el Premio Octavio Paz en el año 2003, el Premio Federico
García Lorca 2005, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2004, la XVIII edición del Premio
Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2009 y el Premio Cervantes en 2009.
De su obra poética
se destacan: "Los elementos de la noche" en 1963, "El reposo del
fuego" en 1966, "No me preguntes cómo pasa el tiempo" en 1969,
"Irás y no volverás" en 1973,
"Islas a la deriva" en 1976, "Desde entonces" en 1980,
"Trabajos en el mar" en 1983, y "El silencio de la luna"
poemas de 1985, 1996.