Brotan
del corazón, irrumpen por los brazos,
saltan,
y desembocan sobre la luz herida
a
golpes, a zarpazos.
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La
mano es la herramienta del alma, su mensaje,
y el
cuerpo tiene en ella su rama combatiente.
Alzad,
moved las manos en un gran oleaje,
hombres
de mi simiente.
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Ante
la aurora veo surgir las manos puras
de
los trabajadores terrestres y marinos,
como
una primavera de alegres dentaduras,
de
dedos matutinos.
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Endurecidamente
pobladas de sudores,
retumbantes
las venas desde las uñas rotas,
constelan
los espacios de andamios y clamores,
relámpagos
y gotas.
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Conducen
herrerías, azadas y telares,
muerden
metales, montes, raptan hachas, encinas,
y
construyen, si quieren, hasta en los mismos mares
fábricas,
pueblos, minas.
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Estas
sonoras manos oscuras y lucientes
las
reviste una piel de invencible corteza,
y son
inagotables y generosas fuentes
de
vida y de riqueza.
Como
si con los astros el polvo peleara,
como
si los planetas lucharan con gusanos,
la
especie de las manos trabajadora y clara
lucha
con otras manos.
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Feroces
y reunidas en un bando sangriento,
avanzan
al hundirse los cielos vespertinos
unas
manos de hueso lívido y avariento,
paisaje
de asesinos.
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No
han mudado: no cantan. Sus dedos vagan roncos,
mudamente
aletean, se ciernen, se propagan.
Ni
tejieron la pana, ni mecieron los troncos,
y
blandas de ocio vagan.
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Empuñan
crucifijos y acaparan tesoros
que a
nadie corresponden sino a quien los labora,
y sus
mudos crepúsculos absorben los sonoros
caudales
de la aurora.
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Orgullo
de puñales, arma de bombardeos
con
un cáliz, un crimen y un muerto en cada uña:
ejecutoras
pálidas de los negros deseos
que
la avaricia empuña.
__
¿Quién
lavará estas manos fangosas que se extienden
al
agua y la deshonran, enrojecen y estragan?
Nadie
lavará manos que en el puñal se encienden
y en
el amor se apagan.
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Las
laboriosas manos de los trabajadores
caerán
sobre vosotras con dientes y cuchillas.
Y las
verán cortadas tantos explotadores
en
sus mismas rodillas.
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Miguel Hernández
Reseña biográfica
Este importantísimo escritor murciano nació en el pueblo del
noroeste de la Provincia ,
Caravaca de la Cruz ,
el día 4 de octubre de 1926. Estudió bachillerato en el colegio de los Hermanos
Maristas y continuó los estudios universitarios de Derecho. Trabajó en varias
empresas murcianas de exportación e importación y, al final de su corta vida,
como asesor jurídico en otras tantas empresas. Falleció el 1 de abril de 1982.
Es autor de varias obras. «Las grandes etapas de la historia americana», es su
primera obra. Esta sería reeditada posteriormente con el título de «Reflexiones
sobre Norteamérica». Sin embargo su gran obra fue «Escuela de mandarines», un
extensísimo y complejo relato en prosa que causó una total admiración. El
crítico literario Rafael Conte, ha resumido perfectamente el significado de
esta obra: «Es un libro difícil, clásico, repleto de humor y sátira, de sereno
criticismo desbordante de cultura, elaborado con rigor de forma implacable, que
lleva en ocasiones a momentos de espléndida poesía». Todavía alcanzó Miguel
Espinosa otro éxito más al publicar «La Tríbada Falsaria »
en 1980. A
ella le seguiría en 1984 «La
Tríbada Confusa ». Como libros póstumos se publicaron
«Asklepios», en 1985, «La fea burguesía», en 1991. «La feliz Gobernación» quedó
inédita.