Me
asomé, lejos, a un abismo…
(Sobre
el espejo que perdí he nacido).
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Clavé
mis manos en mis ojos…
(Manando
estoy en mí desde mi rostro).
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Tiré
mi cuerpo, hueco, al aire…
(Abren
su voz los ojos de mi sangre).
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Rodé
en el llanto de una herida…
(Nazco
en la misma luz que me ilumina).
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Se
coaguló mi llanto en sombra…
(Carne
es la luz y el nácar de mi boca).
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Dentro
de mí se hundió mi lengua…
(Siembro
en mi cielo el cuerpo de una estrella).
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Se
pudrió el tiempo en que habitaba…
(Brota
en mi espejo un cielo de dos caras).
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Huyó
mi cuerpo por mi cuerpo…
(Bebo
en el agua limpia de mi espejo).
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¡A mi
existencia uno mi vida!
(Espejo
sin cristal es mi alegría).
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Emilio
Prados
Reseña biográfica
Poeta español
nacido en Málaga. En 1914 se traslada a Madrid para ingresar en el Grupo de
Niños de la Residencia
de Estudiantes, donde conoce a Juan Ramón Jiménez, quien determinará su pronta
orientación hacia la poesía. Más tarde en el grupo universitario de la Residencia forma parte
del círculo de Moreno Villa, García Lorca, Dalí, Buñuel, Bello y Vicéns. Durante
sus estancias juveniles en Suiza, Alemania y París conoce el ambiente cultural
y vanguardista de los años veinte que influirá decisivamente en su obra. A su
regreso a Málaga funda, junto a Manuel Altolaguirre, la revista Litoral y la Imprenta Sur , de
cuyos talleres salen algunos de los mejores títulos de la poesía del 27. Su
militancia en la causa republicana durante la guerra civil le lleva en 1939 al
exilio en México, donde permanecerá hasta su muerte el 24 de abril de 1962. De
este período son sus libros de poemas más importantes: Memoria del olvido,
Jardín cerrado o Río natural. Otras obras suyas son, Tiempo (1925), Vuelta
(1927) y Tres cantos (1937).