domingo, 14 de octubre de 2012

Me asomé, lejos, a un abismo...



Me asomé, lejos, a un abismo…
(Sobre el espejo que perdí he nacido).

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Clavé mis manos en mis ojos…
(Manando estoy en mí desde mi rostro).

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Tiré mi cuerpo, hueco, al aire…
(Abren su voz los ojos de mi sangre).

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Rodé en el llanto de una herida…
(Nazco en la misma luz que me ilumina).

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Se coaguló mi llanto en sombra…
(Carne es la luz y el nácar de mi boca).

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Dentro de mí se hundió mi lengua…
(Siembro en mi cielo el cuerpo de una estrella).

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Se pudrió el tiempo en que habitaba…
(Brota en mi espejo un cielo de dos caras).

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Huyó mi cuerpo por mi cuerpo…
(Bebo en el agua limpia de mi espejo).

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¡A mi existencia uno mi vida!
(Espejo sin cristal es mi alegría).

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Emilio Prados



Reseña biográfica

Poeta español nacido en Málaga. En 1914 se traslada a Madrid para ingresar en el Grupo de Niños de la Residencia de Estudiantes, donde conoce a Juan Ramón Jiménez, quien determinará su pronta orientación hacia la poesía. Más tarde en el grupo universitario de la Residencia forma parte del círculo de Moreno Villa, García Lorca, Dalí, Buñuel, Bello y Vicéns. Durante sus estancias juveniles en Suiza, Alemania y París conoce el ambiente cultural y vanguardista de los años veinte que influirá decisivamente en su obra. A su regreso a Málaga funda, junto a Manuel Altolaguirre, la revista Litoral y la Imprenta Sur, de cuyos talleres salen algunos de los mejores títulos de la poesía del 27. Su militancia en la causa republicana durante la guerra civil le lleva en 1939 al exilio en México, donde permanecerá hasta su muerte el 24 de abril de 1962. De este período son sus libros de poemas más importantes: Memoria del olvido, Jardín cerrado o Río natural. Otras obras suyas son, Tiempo (1925), Vuelta (1927) y Tres cantos (1937).