¡Cuando te marchas, qué inútil
buscar por dónde anduviste,
seguirte!
Si has pisado por la nieve
sería como las nubes
su sombra, sin pies, sin peso
que te marcara.
Cuando andas
no te diriges a nada
ni hay senda que luego diga:
«Pasó por aquí».
Tú no sales del exacto
centro puro de ti misma:
son los rumbos confundidos
los que te van al encuentro.
Con la risa o con las voces
tan blandamente
descabalas el silencio
que no le duele, que no
te siente:
se cree que sigue entero.
Si por los días te busco
o por los años
no salgo de un tiempo virgen:
fue ese año, fue tal día,
pero no hay señal:
no dejas huella detrás.
Y podrás negarme todo,
negarte a todo podrás,
porque te cortas los rastros
y los ecos y las sombras.
Tan pura ya, tan sin pruebas
que cuando no vivas más
yo no sé en qué voy a ver
que vivías,
con todo ese blanco inmenso
alrededor, que creaste.
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Pedro Salinas
Reseña biográfica
Poeta español nacido en Madrid en 1891 y fallecido en Boston en 1951.
Estudió Derecho y Filosofía y Letras. Fue profesor en las universidades de La Sorbona y Cambridge y conferencista en varias Universidades de América donde vivió desde 1936.
Está considerado como uno de los grandes exponentes de la Generación del 27.
De su obra poética se destacan, «Presagios», «Razón de amor» y «Largo lamento».