Estos
versos, lector mío,
que a
tu deleite consagro,
y
sólo tienen de buenos
conocer
yo que son malos,
ni
disputártelos quiero,
ni
quiero recomendarlos,
porque
eso fuera querer
hacer
de ellos mucho caso.
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No
agradecido te busco:
pues
no debes, bien mirado,
estimar
lo que yo nunca
juzgué
que fuera a tus manos.
En tu
libertad te pongo,
si
quisieres censurarlos;
pues
de que, al cabo, te estás
en
ella, estoy muy al cabo.
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No
hay cosa más libre que
el entendimiento
humano;
pues
lo que Dios no violenta,
¿por
qué yo he de violentarlo?
__
Di
cuanto quisieres de ellos,
que,
cuanto más inhumano
me
los mordieres, entonces
me
quedas más obligado,
pues
le debes a mi musa
el
más sazonado plato
(que
es el murmurar), según
un
adagio cortesano.
Y
siempre te sirvo, pues,
o te
agrado, o no te agrado,
si te
agrado, te diviertes;
murmuras,
si no te cuadro.
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Bien
pudiera yo decirte
por
disculpa, que no ha dado
lugar
para corregirlos
la
priesa de los traslados;
que
van de diversas letras,
y que
algunos, de muchachos,
matan
de suerte el sentido
que
es cadáver el vocablo;
y
que, cuando los he hecho,
ha
sido en el corto espacio
que
ferian al ocio las
precisiones
de mi estado;
que
tengo poca salud
y
continuos embarazos,
tales,
que aun diciendo esto,
llevo
la pluma trotando.
__
Pero
todo eso no sirve,
pues
pensarás que me jacto
de
que quizá fueran buenos
a
haberlos hecho despacio;
y no
quiero que tal creas,
sino
sólo que es el darlos
a la
luz, tan sólo por
obedecer
un mandato.
__
Esto
es, si gustas creerlo,
que
sobre eso no me mato,
pues
al cabo harás lo que
se te
pusiere en los cascos.
Y
adiós, que esto no es más de
darte
la muestra del paño:
si no
te agrada la pieza,
no
desenvuelvas el fardo.
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Sor Juana Inés de la Cruz
Reseña biográfica
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en 12 de
noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca (México). Fue hija de
padre vasco y madre mexicana. Tocóle en suerte vivir una época en que la
literatura nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranismo,
estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendencia de los escritores de ese
tiempo a escribir únicamente en verso, la cual, por la estilización que
preferían, cuajaba en composiciones que constituían verdaderos logogríficos de
intelecto: se vestía a la idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar en
desnudarla. Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro
era un pecado".
Sus obras no se han editado completas. Algunas piezas: Los
Empeños de una Casa, Sonetos, Poesías Escogidas, Autos Sacramentales, etc…, han
circulado intermitentemente, aisladas del grueso de su producción, algunas
otras se han perdido. Un Compendio de Armonía Musical. "El Caracol".