Si no
temo perder lo que poseo,
ni
deseo tener lo que no gozo,
poco
de la Fortuna
en mí el destrozo
valdrá,
cuando me elija actor o reo.
Ya su
familia reformó el deseo;
no
palidez al susto, o risa al gozo
le
debe de mi edad el postrer trozo,
ni
anhelar a la Parca
su rodeo.
Sólo
ya el no querer es lo que quiero;
prendas
de la alma son las prendas mías;
cobre
el puesto la muerte, y el dinero.
A las
promesas miro como a espías;
morir
al paso de la edad espero,
pues
me trujeron, llévenme los días.
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Francisco
de Quevedo
Reseña biográfica
Escritor español, nacido en Madrid en 1580. Cultivó con
abundancia tanto la prosa como la poesía y es una de las figuras más complejas
e importantes del Siglo de Oro español.
En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de
los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa
universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de
Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.
Su obra literaria es inmensa y contradictoria. Hombre muy culto,
amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más
brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica
de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad
intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español.
De su prolífica obra en verso, se conservan casi 900 poemas. De
su prosa cabe señalar: "La vida del Buscón llamado don Pablos";
"Política de Dios y gobierno de Cristo"; "Vida de Marco
Bruto"; "Los sueños" y "Los nombres de Cristo".
Entre sus poesías hay un sinnúmero de sonetos endecasílabos,
pero también abunda el romance octosílabo y la redondilla. La poesía titulada
"Epístola satírica y censoria..." es un alarde magistral de tercetos
endecasílabos encadenados.