jueves, 4 de noviembre de 2010

Aparente quietud ante tus ojos...


Aparente quietud ante tus ojos,
aquí, esta herida —no hay ajenos límites—,
hoy es el fiel de tu equilibrio estable.
La herida es tuya, el cuerpo en que está abierta
es tuyo, aun yerto y lívido. Ven, toca,
baja, más cerca. ¿Acaso ves tu origen
entrando por tus ojos a esta parte
contraria de la vida? ¿Qué has hallado?
¿Algo que no sea tuyo en permanencia?
Tira tu daga. Tira tus sentidos.
Dentro de ti te engendra lo que has dado,
fue tuyo y siempre es acción continua.
Esta herida es testigo: nadie ha muerto.

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Emilio Prados

Reseña biográfica
Poeta español nacido en Málaga. En 1914 se traslada a Madrid para ingresar en el Grupo de Niños de la Residencia de Estudiantes, donde conoce a Juan Ramón Jiménez, quien determinará su pronta orientación hacia la poesía. Más tarde en el grupo universitario de la Residencia forma parte del círculo de Moreno Villa, García Lorca, Dalí, Buñuel, Bello y Vicéns. Durante sus estancias juveniles en Suiza, Alemania y París conoce el ambiente cultural y vanguardista de los años veinte que influirá decisivamente en su obra. A su regreso a Málaga funda, junto a Manuel Altolaguirre, la revista Litoral y la Imprenta Sur, de cuyos talleres salen algunos de los mejores títulos de la poesía del 27. Su militancia en la causa republicana durante la guerra civil le lleva en 1939 al exilio en México, donde permanecerá hasta su muerte el 24 de abril de 1962. De este período son sus libros de poemas más importantes: Memoria del olvido, Jardín cerrado o Río natural. Otras obras suyas son, Tiempo (1925), Vuelta (1927) y Tres cantos (1937).